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“Mayor es el peligro cuando mayor es el temor.” – Salustio.

 

Las cosas en Veracruz parecieran irles viento en popa a los actuales detentases del poder gubernamental.


 

Por un lado, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez cumple con su tarea de hacer como que gobierna, mientras su secretario de Gobierno, Eric Patrocinio Cisneros Burgos ejerce el poder real y verdadero.

La muestra de ello es la forma en como poco a poco a cooptado y controlado todo espacio de poder dentro de la estructura gubernamental -secretarias, entes públicos autónomos, etc.-.

Así sin displicencia, el oriundo de Otatitlán fortalece el musculo necesario para hacer y deshacer a su antojo en la entidad.

Por desgracia para estos personajes, la burda acción emprendida para ejecutar el control muestra un desaseo evidente, exhibiendo con ello, todas y cada unas de las jugadas en su tablero de ajedrez.

El control asfixiante sobre el Poder Legislativo y Judicial muestra la forma burda de como no se debe hacer política, al menos, si la intención es perpetuarse en él.

El uso faccioso en que emplean a la Fiscalía General del Estado, lo mismo que al Órgano de Fiscalización Superior (Orfis) para ahogar en su mismo vómito a los opositores al régimen, confirma lo mencionado.

Pero algo preocupa a los hoy habitantes del Palacio de Gobierno, algo que parece no tener remedio, que crece indiscriminadamente como un mal que a mediano y largo plazo afectará la salud del proyecto transformador de la 4T.

La preferencia electoral, el descredito y la baja en las mediciones de aceptación de Morena los aterra.

La rijosidad natural que identifica a los seguidores del prócer de Macuspana, los hace perder la cordura cuando de prospectiva política se habla, y es que el escenario electoral por venir, los tiene alarmados.

Las mediciones por más que afirmen que las tienen ganadas, muestran un alto rango de insatisfacción respecto al actuar de gobierno -la falta de resultados, en todas las áreas y frentes- comienza a infiltrar el caparazón de la roca social, que en su momento los apoyo.

El cautivador discurso del Presidente López Obrador, dejó de surtir los efectos narcóticos de antaño.

Su principal muestra, la insatisfacción social esbozado por media población nacional a través de marchas y el paro nacional de mujeres del 8 y 9M.

Al presidente lo aterra, la forma en como poco a poco ha perdido el control del discurso político nacional, y los reportes acumulados sobre su despacho, respecto al actuar de las autoridades emanadas de su proyecto lo irritan al punto de la misma mentada de madre.

Veracruz, estado al que tanto quiere, le tiene los cabellos de punta, sabe que las cosas están tan mal, que incluso, suelta cohetones para apretar a sus gobernantes, pero nada los hace reaccionar.

Quizá por ello, ha mandado infinidad de emisarios, el más reciente el secretario de Hacienda y Crédito Público, Arturo Herrera, para advertir de su enojo.

Aun con ello, los gobernantes veracruzanos, construyen su estrategia en atacar a quienes saben no pueden controlar, a quienes, por más que les intentan frenar no pueden, y por ello, construyen su malévolo plan para acabarlos.

La cooptación de la oposición ha sido evidente, desde el Congreso arrodillaron al PRI, la PVEM y hasta al mismo PAN, pero una facción se sigue oponiendo a decirles a todo que sí, el PRD.

Esa fuerza política de la que habrían emanado, a la que tachan de cascaron, a esa que el mismo INE les documento cerca de 85 mil afiliados reales en Veracruz, la misma que sirvió en su momento para sacar al PRI tras 80 años de gobiernos hegemónicos.

La brutal cacería emprendida en su contra va desde el asesinato de líderes regionales a los que ha revictimizado acusándoles de caciques y delincuentes de poca monta, hasta la más reciente, empleando asuntos de orden familiar para acabar con la cabeza visible del movimiento.

Al que por cierto una horda de columnistas le han dedicado lo peor de sus expresiones, mostrando lo verdaderamente negro del deseo mal sano de hacerle mal.

La persecución política es en si misma la evidencia de la alarma y el terror que los inunda.

¿Hasta donde habrán de llegar? Será la pregunta.

Lo cierto es que mientras más avanzan los meses, el desgaste natural y al que se imponen por sus nulos resultados, los acercan cada día más a convertirse en las reses del matadero que hoy pretenden conducir.

El 2021 es la fecha que los mantiene aterrorizados, sabedores que con nada del mundo podrán ofrecer los resultados idílicos que anhela el presidente López Obrador.

Y eso sí, la reprimenda y el castigo serán de proporciones apocalípticas, lo que les produce el mayor de los temores.

Al tiempo.

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Twitter: @LuisBaqueiro_mx

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