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ESPECIAL

Acapulco, Gro.

En las ariscas calles de Acapulco, un segundo vídeo, impío y sin fecha precisa, se esparce hoy por las redes sociales, mostrando la brutalidad ejercida por presuntos malandrines contra los trabajadores del transporte público.


 

El día anterior, otro vídeo captado en la conurbación de Acapulco, revelaba a un individuo, provisto de una tabla, propinando golpes a un conductor de avanzada edad, quien se hallaba erguido, encorvado y de espaldas a una camioneta tipo Urvan.

En el mismo escenario, otro conductor es forzado a sentarse en un taburete, y recibía bofetadas por parte de un criminal. El agresor inicial se unió a la paliza contra el segundo chofer.

Los criminales reprochaban a los transportistas por no haber alertado la llegada de la policía, exigiéndoles informar sobre sus horarios de salida y llegada a la ruta.

Mientras tanto, un tercer sujeto grababa con su teléfono móvil la salvaje agresión.

El vehículo de transporte público pertenecía a la ruta Jardín Azteca, cerca de Pie de la Cuesta, en Acapulco.

En este nuevo vídeo, de fecha incierta, tres individuos replican la misma violencia, esta vez contra un joven trabajador del transporte.

“Aquí van a empezar a informar, malditos desgraciados (…) Bajen las manos, o las quebro y ya no trabajarán. ¿Entienden? Me estoy excediendo con ustedes”, vociferaba uno de los agresores mientras sometían, amenazaban y golpeaban al transportista.

La razón de la golpiza parecía ser la misma: los criminales exigían información sobre los movimientos policiales, las rutas y detalles de los checadores.

“Todas las órdenes de los checadores (…) Esto va para todos los inútiles que no quieren alinearse. Escuchen, quiero zapatos y uniformes completos, y obedezcan a los checadores”, demandaban los presuntos delincuentes.

A principios de este año, cientos de taxis, autobuses y furgonetas de pasajeros cesaron sus operaciones en Acapulco tras el asesinato de choferes y la quema de vehículos, en un esfuerzo de las organizaciones criminales por extorsionar a los transportistas.

La respuesta del gobierno federal a esta problemática fue el despliegue de más agentes de la Guardia Nacional. Diez mil efectivos se encargaron de labores de seguridad, sin embargo, la violencia en Acapulco persiste sin cesar.

Tras la difusión del primer vídeo, la Fiscalía General del Estado (FGE) de Guerrero inició una investigación por ataques a la paz pública, analizando el contenido de las grabaciones circuladas en los medios y la fecha de los hechos.

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