
Ciudad de México. —¡Es un triunfo de la democracia! —exclamó un senador morenista, con el rostro iluminado por la euforia.
—¡Es un fraude a la democracia! —reviró en su escaño un panista.
En el Senado de la República, la sesión transcurría con la solemnidad de siempre, pero con el nerviosismo latente de una reforma que, aunque prometía acabar con el nepotismo, terminó dejando abiertas las puertas para que familias políticas se perpetúen en el poder.
La votación fue unánime: 127 votos a favor. Ni una sola mano en contra en el momento decisivo. Sin embargo, hubo un detalle que irritó a la oposición: la entrada en vigor de la reforma, contenida en el artículo transitorio, que originalmente se fijó para 2027, fue modificada. Ahora, será hasta el 2030 cuando empiece a aplicarse.
Desde su escaño, Adán Augusto López, exsecretario de Gobernación y ahora coordinador de los senadores morenistas, tomó la palabra. Su voz, pausada pero firme, anunció la reserva al artículo transitorio. “Es un ajuste necesario”, explicó. Dijo que hablaba también en nombre de Manuel Velasco, coordinador del PVEM.
Ajuste necesario para allanarle el camino a los voraces de Morena y el Partido Verde, Salgado Macedonio, Saúl Monreal y Ruth González, que van por los cargos que ostentan sus familiares.
La reserva se sometió a votación. 97 a favor, 26 en contra. Un trámite rápido. Un ajuste “necesario”.
Los nombres detrás del cambio
Pero lo que para algunos fue un simple ajuste legislativo, para otros fue un agandalle maestro. Porque con este cambio, se mantiene la posibilidad de que Félix Salgado Macedonio aspire a gobernar Guerrero una vez que su hija Evelyn deje el cargo. También deja abierta la puerta para que Saúl Monreal busque Zacatecas, relevando a su hermano David. Y, por si fuera poco, permitirá que Ruth González Silva, esposa del gobernador de San Luis Potosí, Ricardo Gallardo, intente sucederlo.
“¡Una simulación! ¡Un engaño!”, bramó desde su curul Gina Gerardina Campuzano, del PAN.
“¿A quiénes creen que beneficia esta reserva?”, preguntó al aire, con la mirada fija en los senadores oficialistas. No esperó respuesta. Se la dio ella misma: “A los amigos, a los compadres, a los aliados como Manuel Velasco”.
Desde la bancada de Movimiento Ciudadano, Clemente Castañeda, su coordinador, se sumó a la crítica. “Esto no es una reforma contra el nepotismo, es una reforma para mantener el poder. ¡Engañan al pueblo de México!”, sentenció.
El blindaje está hecho
La discusión se alargó por horas. Discursos apasionados, acusaciones cruzadas. Pero el resultado no cambió.
Al final, la reforma quedó aprobada. Sin modificaciones. Sin sorpresas. Sin riesgos para quienes buscan heredar el poder.
La oposición se retiró con gestos de frustración. En los pasillos, algunos reporteros alcanzaron a escuchar la frase de un senador oficialista:
“Que digan lo que quieran… El 2030 está lejos. Y para entonces, ya veremos”.