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¿Justifica la pandemia el total abandono en que se encuentra la ciudad de Xalapa, la capital del Estado, una de las más bellas del país, hoy en manos de un gobierno de Morena?

Nunca, que recuerde, había presentado un estado tan lastimoso como el que luce tristemente hoy en día. Nunca, que recuerde, había tenido un presidente municipal tan indolente como el de hoy.

Recuerdo que conocí a Hipólito Rodríguez Herrero, ya como alcalde electo, en la casa del periodista Omar Alemán. En el transcurso de un desayuno se sinceró: dijo que no era militante de Morena.


 

Nos platicó entonces que coincidía con su propuesta política y que por eso había aceptado contender bajo sus siglas. Me gustó su sinceridad, como confesarnos que de joven se las “tronó”.

Platicó también de su situación personal y familiar, nos escuchó y para la empresa política-administrativa que le esperaba se presentó como un experto urbanista. Según él sabía cómo resolver el problema vial que ahoga a la ciudad.

Pensé que, porque nos estaba conociendo, si no tenía nada que decir se mostraba taciturno. Me quedó la impresión de que el enigma que prevalecía sobre su persona prevaleció cuando nos despedimos.

Con el paso del tiempo supe que su cargo se lo debía al extinto exdiputado local Fidel Robles Guadarrama, quien lo introdujo en el mundo de la política y con el grupo del hoy gobernador.

El 13 de febrero de 2017 publiqué que un día antes el entonces diputado federal por Xalapa, Cuitláhuac García Jiménez, lo había destapado a través de un video titulado “Patinando en las calles de #Xalapa, o sea a patín con el Dr. Hipólito Rodríguez”.

Se les veía recorriendo la colonia Obrero Mundial colindante con la Carolina Anaya. Hacían tomas de las calles con rezago social. En el video, Cuitláhuac decía que iba “a tener un papel muy importante”.

Quién un año después llegaría a ser gobernador, comentaba entonces en el video que recorrían la ciudad “así como se debe hacer, como lo hicimos nosotros en las colonias, hablando con la gente casa por casas”. “No nos pierdan de vista”, alertaba.

O sea, desde entonces ya lo había adoptado su ¿amigo? y jefe. Traía, pues, y llegó con la bendición de las alturas.

El 18 de julio de 2018, cuando el OPLE entregó a Cuitláhuac su constancia de mayoría que lo declaraba Gobernador Electo, fue la única vez –hasta ahora– que lo visitó en el palacio municipal.

Ofreció entonces “construir una agenda de trabajo común” que, alardeó, permitiría “abatir la desigualdad social, combatir la corrupción y hacer que el desarrollo económico y la cultura vuelvan a florecer”.

Dijo que trabajaría “de manera intensa” con Cuitláhuac y que si con su respaldo Xalapa lograba prosperar, “nuestro municipio será un ejemplo de lo que puede ocurrir en las demás regiones de Veracruz”.

Dos años y medio después de que asumió la alcaldía, la desigualdad social persiste, el desarrollo económico no solo está estancado, sino que ha retrocedido, la cultura luce en Xalapa, pero gracias a la Universidad Veracruzana, y sobre la corrupción hay que esperar a que termine la administración para calificarla.

No se sabe que siquiera haya abatido el rezago social en las colonias que visitó como aspirante, con Cuitláhuac, en 2017, y según quejas de vecinos, nunca los volvió a visitar.

Para su desgracia, y de los xalapeños, desde el inicio el control del manejo del ayuntamiento lo tomó en sus manos la entonces síndica Angélica Ivonne Cisneros Luján, hasta que emigró a la Ciudad de México.

Luego desconoció a sus amigos, allegados y a quienes habían estado cerca de él y los empezó a echar del ayuntamiento. Un día, una persona que los conoce a todos desde jóvenes, me hizo una relación pormenorizada de cada uno, sin dejar de mencionar a la viuda de Robles Guadarrama, para quien tampoco tuvo consideración.

Como académico, he leído algunos trabajos de él, uno que firma al alimón con su compañera la también académica María Esperanza del Rocío Córdova Plaza. Esta, sin duda, es su verdadera vocación.

Más allá de la vida personal de los dos, muy respetable, siempre he pensado qué si la hubiera dejado participar, o aconsejarse o asesorarse por ella, su gestión tuviera éxito. Mucho le ayuda que tiene a un político experto como Juan Vergel Pacheco, Director de Gobernación, pero la responsabilidad es suya.

Tristemente para él, hoy no es necesario que termine aún su gestión para afirmar que la suya es la peor administración en toda la historia de Xalapa y que la capital sufre un estancamiento y un retroceso como no lo había vivido, y que sus habitantes se duelen.

Basta recorrer la ciudad para percatarse el abandono que sufre. El Covid-19 no es justificación para que no se estén dando los servicios municipales que den la prestancia que ha distinguido a la capital.

Si los xalapeños sufren el costo, también tiene una implicación política. Morena va a perder la capital en la próxima elección, a menos que lleven como candidato al maestro Ricardo Ahued, senador, pero quien está ya para proyectos mayores. En las encuestas es el único que los salva, pero, además, los morenos-morenos no lo consideran parte de ellos.

A casi ya once meses de las elecciones, ante las crisis por la pandemia y económica, en parte derivada de ella, sin recursos, sin ninguna obra significativa en construcción que vaya a distinguir al actual cuatrienio, con cientos de comercios cerrados, con problemas de inseguridad, con el turismo municipal muerto, con el monte hasta arriba en los arriates cual si estuviéramos en un rancho, y un largo etcétera, no se ve cómo pueda revertir el alcalde su mala imagen y hacer que los xalapeños se vuelquen en las urnas a favor de su partido.

Hoy Xalapa, sin duda alguna, es la capital… pero de la indolencia.

La reforma ahorra un billetote, dice Cuitláhuac

Después de promulgar la reforma electoral, que tumbó a los partidos políticos el 50 por ciento de su financiamiento, el gobernador Cuitláhuac García Jiménez emitió un mensaje en el que destacó que el ahorro, en todas las elecciones por venir, será de más de 2 mil millones de pesos que, comentó, podrían ser destinados al desarrollo regional en infraestructura de educación y salud.

En gira de trabajo por el norte del Estado, en Tuxpan grabó el video, como lo hace el presidente Andrés Manuel López Obrador cuando sale de gira.

El gobernante comentó que “la democracia no es una cuestión de dinero, sino de principios” y que dejar de gastar tanto dinero en elecciones era una demanda ciudadana. “Se acabó el negocio con el dinero público”.

Sostengo que si la oposición no logra echar abajo la reforma, políticamente vale por todo el sexenio cuitlahuista y será algo que distinga a la LXV Legislatura bajo el control de Morena.

Si las cosas se quedan como plantea la reforma, la forma de hacer política electoral en Veracruz cambiará irremediablemente y puede que incluso en la materia el Estado se ponga a la vanguardia de las demás entidades del país.

Lo cierto es que el paso que dio Morena pegó donde más duele: en la bolsa del dinero.

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