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* “Pues te vas, hijo de la chingada”, dijo Abenamar Cuevas a un empleado

* Le disputa predio frente al ITESCO, que el “suegro incómodo” perdió en tribunales


 

* Lo denuncia el ex alcalde ante la Fiscalía de Veracruz

Coatzacoalcos, Ver. Abenamar Cuevas, testaferro y compadre de Tony Macías, el “suegro incómodo”, enfrenta a Armando Rotter Maldonado, le disputa un predio al poniente de Coatzacoalcos y le desliza una amenaza de muerte. Como si el duartismo aún detentara el poder.

“Mis trabajadores realizaban la colocación de una cerca —refiere el ex alcalde Armando Rotter Maldonado—. Vieron llegar un auto, una lujosa camioneta blanca. Varios tipos preguntaron por qué lo hacían y quién era el patrón. Ahí vino la amenaza”.

—¿Amenaza o amenaza de muerte?

—Amenaza de muerte. Les dijeron que eso era de Abenamar Cuevas y que atrás estaba el señor Antonio Macías Yazegey, el suegro de Javier Duarte, y que me iban a dar en la madre.

—¿Con esas palabras?

—Mis trabajadores les explicaron que ellos seguirían con su labor. Subió de tono el alegato y uno de los tipos les soltó: “pues te vas, hijo de la chingada”.

Al filo del mediodía, el miércoles 8, trabajaban los empleados del ex alcalde cercando el predio de 22 mil metros cuadrados, cuando ocurrió el incidente. Del tono suave, tres individuos pasaron a la amenaza abierta, el insulto, la agresión. Luego se retiraron.

En el predio se hallaban Fabián Gutiérrez, Humberto Santos y Silvano Santos, sin parentesco entre ellos. De inmediato informaron al ex alcalde y éste se acercó a dialogar y a calmar sus temores.

Un día después se repitió la escena. Mientras los tres empleados continuaban colocando la cerca, regresó la camioneta de blanca, similar a las que usa el empresario Jesús Antonio Macías Yazegey —normalmente seis vehículos apostados afuera de su casa, en la esquina de las calles Puebla y Tamaulipas, en la colonia Petrolera, desierta desde que dejó Coatzacoalcos por el asedio de la PGR—, con las que llegaba aparatosamente a cualquier reunión.

Este jueves 9, alertado por la presencia de los esbirros del “suegro incómodo” del ex gobernador Javier Duarte de Ochoa, Rotter Maldonado se presentó de manera intempestiva. Vio cuando la camioneta referida se alejaba del lugar.

Decidió seguirlos. Rotter conducía el automóvil. Les dio alcance y en un punto, con un volantazo, quien guiaba el auto les cerró el paso. Descendió del vehículo y encaró a los guaruras y un personaje que se hallaba en su interior.

Cuando la ventanilla de la camioneta bajó, vio la prominente figura del testaferro de Tony Macías, un tipo de cabello cano y bigote blanco, que permanecía en silencio. Era Abenamar Cuevas, administrador de cantinas, algunas operadas por sus hijos —Dos Leones y Puerto México—, con leyenda de lavaderos.

—¿Hubo reclamo?

—Hubo reclamo. “Por qué vienes a amenazar a mí gente y a mí”, le expresé. Le dije que cuál era el problema, que no tenían derecho a amenazar a mis trabajadores porque el terreno es mío, lo pagué, tengo escrituras, tengo un juicio ganado porque la justicia federal me concedió la razón y pago mis contribuciones. Y que no iba a permitir que siguieran asediándome, ni amenazando a mi gente, ni amenazándome a mí.

—¿Qué le dijo Abenamar Cuevas?

—Nada, hasta ese momento nada. Permanecía callado. Entonces le alcé la voz: “Ese terreno es patrimonio de mis hijo y lo voy a defender hasta con mi vida”.

—¿Mostró Abenamar o su gente algún arma o le reiteraron la amenaza de muerte?

—Cuando le dije que iba a defender el terreno con mi vida, reaccionó. Me dijo que si tenía documentos que los mostrara. Le dije que los tengo así como la sentencia de jueces federales que me favorecen. Los conminé a demostrar que tienen algún derecho y les reclamé las amenazas. Se quedó callado y no dijo más.

Armando Rotter acudió esa tarde a la Unidad Integral de Procuración de Justicia, Fiscalía V, donde se levantó el acta circunstanciada 282/2017. En ella constan los hechos y exigen que Abenamar Cuevas y sus guaruras sean citados y expliquen por qué lanzan amenazas, intimidad y crean un clima de hostilidad.

Por ese predio, Jesús Antonio Macías Yazegey ya había embestido a Armando Rotter Maldonado, acusándolo de despojo, de haberse apropiado de una fracción del Parque Tecnológico Puerto México, el negocio que le armó Fidel Herrera Beltrán en sus días de gobernador de Veracruz, cuando le entregó más de 60 hectáreas de la reserva territorial, incluyendo tierras que eran de particulares y que indebidamente el entonces notario 2, Juan Hillman Jiménez, incluyó en un polígono alterado.

El predio se encuentra a un costado de avenida Universidad, frente al Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Coatzacoalcos y del panteón de Barrillas. Su extensión es de 22 mil metros cuadrados, unas 2.2 hectáreas, en forma circular.

Con el aparato de poder de su lado, durante el sexenio de Javier Duarte, su suegro, padre de Karime Macías Tubilla, inició una persecución sobre Armando Rotter. Le imputó despojo y logró que un juez estatal le liberara una orden de aprehensión.

Rotter Maldonado, al tiempo que acreditaba que el terreno era de su propiedad, que lo adquirió a la familia Riquer y que en tuvo la posesión y la propiedad en todo momento, debió irse al amparo para evitar ser privado de la libertad.

Siguió libre, un tiempo escondido, pues temía que el amparo fuera violado por el aparato de justicia duartista y parara en la cárcel. En ese tiempo era candidato del partido Movimiento Ciudadano a la alcaldía de Coatzacoalcos.

Hace ocho meses, Rotter Maldonado obtuvo la sentencia definitiva que lo acredita como dueño del predio de 22 mil metros, el que Tony Macías no pudo probar que era de su propiedad.

Ahora su esbirro, Abenamar Cuevas, usa la amenaza de muerte, la intimidación, para el despojo.

“Sé los antecedentes de esta gente. Los conozco. Sé su origen. Si la gente no sabe quiénes usaban de refugio a Villaflores, Chiapas, y sus historias de violencia y crimen, yo sí lo sé”, resume el ex alcalde de Coatzacoalcos, Armando Rotter.

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