ESPECIAL
Tijuana, BC.- Apenas unas horas después de la toma de posesión del presidente Donald Trump, el endurecimiento de la política migratoria comenzó a sentirse en la frontera norte. Una mujer y sus tres hijos, todos menores de edad, cruzaban apresurados el puente peatonal El Chaparral tras ser deportados desde Estados Unidos.
“No somos criminales”, exclamó uno de los menores, tomado de la mano de su hermano más pequeño, mientras evitaban responder preguntas por temor y desconfianza. La familia había intentado cruzar la frontera buscando asilo a través de la aplicación CBP One, pero al no lograrlo, decidieron arriesgarse a cruzar sin autorización. Su intento terminó con la expulsión inmediata por parte de las autoridades estadounidenses.
Primeras deportaciones bajo la administración Trump
Durante las primeras 12 horas del gobierno de Trump, al menos cinco menores de edad fueron deportados a México, según organizaciones civiles que monitorean la situación migrante. Soraya Vázquez, abogada y activista de la organización binacional Al Otro Lado, calificó estas acciones como parte de un “desmantelamiento de la figura del asilo” que deja en situación de vulnerabilidad a las familias migrantes.
“Meses atrás habíamos visto una disminución significativa en la deportación de menores, pero lo que ocurrió ayer podría ser un presagio de una política más estricta”, señaló Vázquez.
Historias de retorno forzado
Otra familia deportada durante el mismo operativo era integrada por un hombre, su esposa y sus dos hijos. El padre, quien vivió siete años en Los Ángeles, California, saludó con un tímido “Good morning” al pisar territorio mexicano por primera vez en casi una década.
Mientras su hijo cargaba una caja transparente con un sándwich, avanzaban con paso inseguro hacia la salida del edificio del Instituto Nacional de Migración (INM). Rechazaron cualquier apoyo ofrecido por las autoridades mexicanas, como lo hicieron también otras familias en la misma situación.
A las afueras del lugar, decenas de migrantes que esperan su turno para cruzar hacia Estados Unidos observaban en silencio a los recién deportados, como si fueran un reflejo de lo que podría sucederles a ellos.
Reynosa, otro epicentro migratorio
En Reynosa, Tamaulipas, se registró la llegada de 61 mexicanos deportados junto con 200 extranjeros, en su mayoría haitianos. Estos últimos fueron trasladados en autobuses hacia el aeropuerto, desde donde serían repatriados a sus países de origen. Otros grupos fueron enviados a Tapachula, Chiapas, o a la Ciudad de México para regularizar su estatus migratorio.
Futuro incierto
El endurecimiento de las medidas migratorias con la llegada de Trump plantea nuevos desafíos para miles de familias que, en busca del llamado sueño americano, terminan enfrentando un sistema que cierra cada vez más las puertas a los migrantes.
“¿A dónde vamos, mamá?”, preguntó uno de los niños deportados en Tijuana, mientras su madre trataba de encontrar el camino hacia un nuevo comienzo.