
Querétaro, cuna de la Constitución.— En el imponente Teatro de la República, en el mismo sitio donde hace 108 años se forjaron los pilares de la nación, la presidenta Claudia Sheinbaum alzó la voz, erguida, con la mirada firme, el tono resuelto. Su mensaje, claro y vibrante, resonó entre las paredes que han escuchado el eco de los grandes debates de la historia mexicana.
“¡México es una nación libre, soberana, independiente! No somos colonia de nadie, no somos protectorado de nadie”, proclamó ante un público expectante, que escuchaba con atención cada palabra de la mandataria.
El viento de la historia soplaba con fuerza en el recinto. Afuera, el mundo observaba con atención. En el horizonte, las sombras del intervencionismo resurgían, y desde Washington, el presidente Donald Trump endurecía su discurso. Pero México —firme, altivo, con la frente en alto— respondía.
“Podrán amenazarnos con cometer cualquier atropello, pero jamás permitiremos que violen nuestra soberanía ni pisoteen la dignidad de nuestro pueblo”, enfatizó Sheinbaum, mientras los presentes asentían con convicción.
Un llamado a la unidad nacional
El mensaje de la presidenta fue, ante todo, un llamado a la unidad del pueblo mexicano frente a las adversidades que se avecinan. Recordó el legado de los héroes que forjaron la patria, los hombres y mujeres que, con su lucha, hicieron posible la Constitución de 1917.
“Es momento de recordar nuestra historia y nuestra grandeza”, exclamó. Su voz, segura, penetrante, se elevó con una cadencia que parecía traer de vuelta los ecos de los debates constitucionalistas de hace más de un siglo.
Y entonces, la frase, las palabras que quedaron flotando en el aire, como un desafío, como una promesa, como un juramento solemne ante la nación:
“Cooperación, sí. Subordinación, no. Colaboración, sí. Sometimiento, jamás.”
Los asistentes aplaudieron, con la emoción a flor de piel. El momento era solemne, de esos que quedan grabados en la memoria colectiva.
México, listo para el futuro
Con temple, Sheinbaum cerró su discurso con un mensaje de determinación: “México es una gran nación. México y su pueblo siempre estarán listos para defender a la patria.”
Las palabras quedaron ahí, suspendidas en el aire, como un eco de la historia, como una declaración de principios. Porque México es y seguirá siendo un país libre, soberano e independiente.