
* Son cuatro desaladoras que no están en uso y el exceso de sal en el crudo pone en riesgo la refinería
(Con información de Reforma)
Ciudad de México.- La historia de la refinería de Dos Bocas suma otro capítulo de irregularidades. Pemex desembolsó 28 millones 242 mil dólares en cuatro desaladoras que debían eliminar el exceso de sal en el crudo, pero los equipos no están en operación.
El contrato para la compra se firmó en noviembre de 2019 con Cameron México, filial de SLB (antes Schlumberger). Desde entonces, el documento sufrió 22 modificaciones, lo que implicó pagos adicionales por parte de Pemex.
Mientras tanto, el problema sigue sin resolverse: el petróleo que llega a la refinería Olmeca no ha sido tratado adecuadamente, lo que ha provocado corrosión en los equipos y penalizaciones económicas para la petrolera estatal.
“Si intentan procesar el crudo con el exceso de sal, los equipos se van a deteriorar más rápido”, advierte Ramsés Pech, especialista en temas energéticos.
Sin tanques, sin desalado, sin solución
El primer paso para desalar el crudo es almacenarlo en tanques, donde el agua y la sal se separan por gravedad. Pero en Dos Bocas no instalaron esos tanques. La idea era ahorrar dinero usando los de la Terminal Marítima de Dos Bocas, pero estos ya presentan desgaste por falta de mantenimiento.
“Ya no hay espacio para poner los tanques en la refinería, ahora hay que ver cómo van a resolver esto”, señala Pech.
El problema es doble: no solo las desaladoras no están en funcionamiento, sino que el crudo que se procesa en México es más pesado que el que originalmente se tenía contemplado para la refinería.
En agosto de 2022, la entonces secretaria de Energía, Rocío Nahle, aseguró en un video que las desaladoras serían clave en el proceso de refinación. Pero hoy, la presidenta Claudia Sheinbaum reconoce que la salinidad del crudo sigue siendo un problema.
“Es coyuntural y hay forma de resolverlo”, dijo el 12 de febrero. “Pemex ya trabaja en ello y estará resuelto en 10 días”.
Un problema heredado
El director de Pemex, Víctor Rodríguez Padilla, admitió que el contenido de sal y agua en el crudo ha generado quejas de compradores. “Se penaliza con centavos, pero siempre es objeto de negociación”, dijo.
El problema se arrastra desde la planeación del proyecto. Fuentes consultadas aseguran que la refinería se diseñó sin los tanques necesarios para la deshidratación del crudo.
“El presidente anterior decidió hacer la refinería en Dos Bocas porque ya había 11 tanques en la Terminal Marítima. Pero esos tanques tienen años en operación y algunos ya no funcionan bien”, explica una fuente que pidió el anonimato.
El resultado: crudo con exceso de sal que daña tuberías y equipos. Un problema que, aunque las autoridades dicen que se resolverá en días, sigue costándole millones a Pemex y poniendo en jaque la operación de la refinería.