
Xalapa, Ver.– Se miran las calles. Transitadas, como si nada pasara. Se habla de política en los cafés, en las plazas, en las esquinas. Pero en el fondo, hay un silencio. Uno incómodo. Uno que pesa.
Movimiento Ciudadano (MC) levanta la voz. “Nos están amenazando”, dicen. Sus candidatos reciben llamadas, mensajes, advertencias. Y cuando piden ayuda, encuentran puertas cerradas.
Luis Carbonell de la Hoz, el coordinador estatal de MC, va de un lado a otro con expedientes bajo el brazo. Explica, denuncia, exige. Pero la respuesta es la misma: no hay un protocolo.
—Nos dijeron que no cuentan con uno —lamenta.
Y mientras tanto, ¿qué? ¿Esperar? ¿Resignarse?
El miedo ronda las campañas
Diez aspirantes han sido amenazados. No se revelan sus nombres. Sus familias también están en riesgo. Quieren que se bajen de la contienda. Que se retiren. Que no compitan.
—Los vigilan, los presionan. Les dicen que si siguen, habrá consecuencias —cuenta Carbonell de la Hoz.
¿Qué es la política sin garantías? ¿Qué es una elección sin candidatos seguros? ¿Qué mensaje se envía cuando el Estado no puede proteger a quienes buscan servir?
El caso de Carlos Antonio Salimas Guerrero pesa en la memoria. Comisionado municipal de MC en Naranjos de Amatlán, desapareció en enero. Y nadie sabe nada.
Por eso, Luis Carbonell insiste. Porque teme que la historia se repita.
—Nosotros no nos prestamos a juegos oscuros —dice, con la mirada firme—. Queremos condiciones seguras para competir.
¿Se podrá? ¿O en Veracruz la política seguirá jugándose con miedo?