Con todo esto, la entidad contará con casi cuatro elementos de seguridad por cada mil habitantes. Como dato: la ONU considera “ideal” tener tres elementos por cada mil habitantes, por lo que Michoacán tendrá una de las coberturas más alta del país pues, por ejemplo, San Pedro Garza García, Nuevo León —considerado el municipio más seguro de México—, tiene seis policías por cada mil habitantes.
¿Qué esperamos entonces?; que Michoacán salga por fin de esa ola de violencia, pues sumado al despliegue de seguridad, los secretarios de Estado involucrados en el “Plan Michoacán por la Paz y la Justicia” anunciaron apoyos por al menos 57 mil millones de pesos. Así que no hay otra opción más que transformar al estado en un verdadero ejemplo de reconstrucción.
Otro dato: actualmente los estados con mayor número de homicidios son Chihuahua, Guanajuato, Sinaloa, Baja California, Estado de México y Michoacán. Supongo que todos quieren —queremos— ser rescatados. ¿Cuándo?
Se anunciaron planes, dinero —sin especificar si es reciclado de los mismos programas o si es “nuevo”— y un magno despliegue operativo, pero, como sabemos, para que algo funcione debe de medirse, y eso es algo que no se explicó.
¿Cómo iniciamos este tercer intento por pacificar Michoacán?
En la gráfica que acompaña esta columna se muestran los homicidios dolosos en esa entidad durante los últimos sexenios, según cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Para referencia, las carpetas existentes en el estado al arranque de esta estrategia contra la violencia son: feminicidio, robo de vehículo, abigeato, abuso sexual, homicidio doloso, robo a casa habitación, aborto, acoso sexual, secuestro, robo a comercios, abuso de autoridad, allanamiento, extorsión, robo a transeúnte, abuso de confianza y allanamiento en grado de tentativa.
Ese es el punto de arranque. ¿Cuál es la meta? Respuesta pendiente.
Suerte, y ojalá que este sea el inicio del fin de la violencia para Michoacán y para todos.
@azucenau
EL UNIVERSAL
