
Un país en duelo
Las manifestaciones tuvieron como epicentro Jalisco, donde se descubrieron restos calcinados, ropa, casquillos y más de 400 pares de zapatos en lo que ha sido catalogado como un campo de exterminio. A pesar de que la Fiscalía General de la República ha tomado el caso, las familias de desaparecidos denuncian la falta de avances en la identificación de los cuerpos.
En la Ciudad de México, el Zócalo capitalino se convirtió en un memorial improvisado. Cientos de asistentes llevaron veladoras y recrearon con zapatos el hallazgo del rancho de Teuchitlán. “No podemos permitir que esto quede en el olvido”, expresó una de las manifestantes.
Solidaridad en los estados
En Sinaloa, el colectivo Sabuesas Guerreras organizó una vigilia en las escaleras de la catedral de Culiacán, mientras que en Chihuahua, activistas se reunieron en el Memorial Permanente de Personas Desaparecidas del Parque Borunda. En Veracruz, la plaza Lerdo de Xalapa fue el punto de encuentro de quienes exigieron justicia no solo por Teuchitlán, sino también por el activista Magdaleno Rodríguez, fallecido en circunstancias sospechosas tras una detención policial en Poza Rica.
Hidalgo, Guerrero, Michoacán y Tamaulipas fueron algunos de los estados donde se replicaron las vigilias. En Guanajuato, las buscadoras del colectivo Hasta Encontrarte anunciaron que viajarán a Jalisco para sumarse a las labores de búsqueda en el Rancho Izaguirre, ante la falta de respuestas de las autoridades.
Un reclamo que no cesa
Desde Morelia hasta Acapulco, el mensaje fue claro: la desaparición de personas en México es una crisis que no puede seguir normalizándose. “¿Qué cosecha un país que siembra cuerpos?”, preguntaron las madres buscadoras en Irapuato. Para ellas, la respuesta es clara: dolor, miedo e incertidumbre.
Las familias han prometido no detenerse hasta encontrar a sus seres queridos. Mientras el duelo sigue, la exigencia de justicia y verdad continúa resonando en todo el país.