
Coatzacoalcos, Ver.– La violencia volvió a sembrar plomo en el corazón de Coatzacoalcos. La noche del viernes, un hombre fue ejecutado a balazos sobre la avenida Venustiano Carranza, a unas cuadras del Palacio Municipal, mientras el bullicio de la ciudad seguía su curso.
Eran alrededor de las 9 de la noche, el viernes 4, cuando dos sicarios en motocicleta interceptaron a su víctima en el cruce de General Anaya y Román Marín. Le dispararon al menos cinco veces y luego escaparon entre las sombras. La gente corrió, gritó, se agazapó detrás de los postes. Cuando todo se calmó, el cuerpo del hombre yacía sin vida sobre la banqueta. Nadie lo reconoció de inmediato.
Paramédicos llegaron sólo a confirmar lo que ya era evidente: estaba muerto. Policías estatales, Guardia Nacional y personal de Servicios Periciales cercaron la escena. Levantaron casquillos, tomaron fotos, anotaron. El cadáver fue trasladado al SEMEFO, en espera de que alguien llegue a ponerle nombre.
Con este homicidio, van 32 asesinatos en lo que va del año en Coatzacoalcos, una cifra que, lejos de frenarse, crece a la par de la presencia militar. Las fuerzas federales siguen en las calles, pero los balazos también.
Nadie ha sido detenido. La Fiscalía General del Estado abrió una carpeta de investigación, pero los vecinos dudan que pase algo. Dicen que el centro ya no es seguro, que las ejecuciones no son cosa de colonias marginadas. Ya ocurren frente a negocios, farmacias, cerca de la iglesia, en pleno corazón del municipio.
Del móvil, las autoridades no dicen nada. Callan. Pero en la calle se murmura lo de siempre: que fue ajuste de cuentas, que era gente “metida”, que aquí manda otro poder. Mientras tanto, la ciudad sigue, pero con miedo. Aquí, donde cada ejecución es una línea más en el parte rojo de la semana.