Iván Calderón será su escudero; va por la Coordinación de Prensa de la Fiscalía para cobrar venganzas y hacer a un lado a verdaderos comunicadores como Erick Domínguez.
Después de una fiera batalla interna entre los equiperos de la gobernadora Rocío Nahle y grupos de interés nacional por meter una cuña se impuso el puño imperial.
Será irrevocable la decisión de ungir a Lisbeth Aurelia Jiménez Aguirre como titular de la Fiscalía General del Estado.
El ruido político provocado tras el anuncio del fin de la era de la Fiscal General, Verónica Hernández Giadans y la primera filtración del nombre de Lizbeth, dio como resultado una escalada de ataques contra la elegida cuya cereza del pastel fue hacer pública una presunta visita a Erick Cisneros el pasado fin de semana a su residencia de Coatepec.
Dio lugar a que se le acusara de traición a Nahle, cuando es de todos conocido la alianza de la zacatecana con el llamado Bola #8. Y no solo eso, no hay testimonio o fotografía que avale tal encuentro, solo fue un invento mediático que concluyó con la versión de que la norma legal para ser Fiscal impedía a Lizbeth llegar al cargo.
El argumento fue que “quienes hayan sido magistrados, jueces o integrantes del órgano de administración no pueden actuar como patronos, abogados o representantes en procesos ante órganos del Poder Judicial durante los dos años posteriores a su retiro”.
Actualmente la aspirante ocupa el cargo de magistrada y fungió como Presidenta del Poder Judicial del 2022 al 2025.
El atorón, sin embargo, no tienen problema alguno ya que basta con que levante el dedo la llamada “Tía Corajes” para que se autorice una dispensa legislativa y sea ungida pese a quien le pese y cueste lo que cueste.
Lo que no se ha podido evitar, sin embargo, es la guerra intestina en el círculo cercano a la mandataria por colocarse y colocar a sus alfiles.
Ante ello Lizbeth, acatando la instrucción superior se ha mantenido muda, en un dejar hacer, dejar pasar.
Que si no llegaba a tan relevante cargo no abriría la boca; que si un círculo de colaboradores le sería impuesto tampoco le merecería la menor opinión y que si los genios de la comunicación social que encabeza un “gobernante” de apellido Bouzas ya le tenían a quien le iba a manejar su área de prensa en la persona del controvertido escribano Iván Calderón… pues para Lizbeth le debería resultar, como lo es, irrelevante.
Y es que de días atrás circulan versiones de que Iván Calderón, alfil de Gómez Cazarín, será el “bueno” para el área de prensa de la FGE y que incluso ya tenía integrado su grupo de favoritos para entregarles posiciones seguras y respectivos convenios, asimismo que ya desde ahora festejan y parten el pastel antes de que se dé el cumpleaños.
Se parte de la hipótesis de que siendo cercano el periodista a Nahle será el obligado elegido.
No consideran los opinadores, todos ex pepistas hoy beneficiaros de Nahle, que el proceso de asignaciones de responsables de áreas son diferentes y que en los acuerdos cupulares hay reglas que se tienen que respetar, una de ellas es no tener injerencia en los equiperos del elegido o la elegida.
Pero además los “distinguidos” columnistas olvidan que el punto central no está en si es o no Calderón, sino en cómo se va a resolver el más importante problema de conformar el posicionamiento de una Fiscalía “autónoma”, a una declaradamente oficialista que no sea objeto de un golpeteo más intenso que ya se ve venir.
Es un hecho que la FGE en manos de Nahle solo servirá para cobrar venganzas, incluso personales, contra sus enemigos, sobre todo de la política y el periodismo y todo aquel que la contradiga.
El punto, sin embargo, es cómo maquillarla, cómo evitar la regresión a lo que fue la Procuraduría del Estado, sin libertad legal y sumamente parcial.
Inobjetable que el cambio constitucional fue para que la nueva titular de la Fiscalía esté colocada en un sitio donde se prohíbe ver a los ojos a la gobernadora, mantener la cabeza gacha y estar sujeta a los gritos y regaños… pero ¿cómo guardar las apariencias?
Cuando la era de “El atarantado” las formas al menos se distraían a través del Bola “8” de quien incluso se habló de una relación muy personal con Verónica Hernández, aunque nada se comprobó.
El ocultamiento y discrecionalidad de Hernández Giadans en modo alguno dieron lugar a la pérdida de atención de la FGR ante los medios y la opinión pública y su presunta autonomía solo sería de palabra ya que en realidad quien mandaba era el Secretario de Gobierno.
Hoy Ahued no será el intermediario ya que la idea es que el trato sea directo con Nahle, pero además un “Conserje” no tiene el nivel para alternar a esas alturas, las del absolutismo.
Esa es nuestra realidad.
Tiempo al tiempo.
*Premio Nacional de Periodismo
