ESPECIAL
Xalapa, Ver.– En el corazón del Parque Juárez, bajo un cielo que parecía oscilar entre el gris de la indiferencia y el azul de la esperanza, resonaron las voces de quienes no se resignan al olvido. Activistas ambientales se congregaron este martes en la capital veracruzana para señalar lo que consideran un engaño del gobierno de Cuitláhuac García Jiménez: la supuesta clausura de Granjas Carroll en Perote.
“No hay clausura, no hay justicia. Sólo mentiras para tranquilizar a los pueblos”, acusó con firmeza Renato Romero, representante del Movimiento en Defensa del Agua de la Cuenca Libres Oriental, mientras sostenía un cartel que resumía el hartazgo colectivo: “Fuera Granjas Carroll”.
Romero no se detuvo ahí. Apuntó también contra Juan Carlos Contreras Bautista, extitular de la Secretaría de Medio Ambiente. Según él, el anuncio de la clausura de la empresa fue un montaje. “¿Dónde están las pruebas? Las granjas siguen operando, la planta de alimentos nunca dejó de funcionar. Fue puro teatro”, afirmó con indignación.
El duelo inconcluso de Totalco
No era la única denuncia. La protesta trajo a la memoria el brutal desalojo del 20 de junio de 2024 en San Antonio Limón Totalco, cuando dos hermanos, los Cortina, perdieron la vida durante un enfrentamiento entre pobladores y elementos de la Fuerza Civil.
Han pasado siete meses desde aquel día. Sin embargo, las heridas siguen abiertas y la justicia parece un espejismo. “El gobierno federal y el estatal sólo administraron el conflicto, nunca quisieron resolverlo. Los responsables siguen impunes”, dijo Romero, quien señaló directamente al exsecretario de Seguridad Pública, Cuauhtémoc Zúñiga Bonilla, y al exgobernador Cuitláhuac García.
Los manifestantes recordaron cómo, aquel día, los pobladores intentaron resistir el desalojo con lo poco que tenían: palos y dignidad. Pero se enfrentaron a disparos. Dos vidas truncadas, varios heridos y un mensaje claro: la tierra y el agua son territorios de disputa.
La sombra de las agroindustrias
Granjas Carroll no es la única en el ojo del huracán. Los activistas también señalaron a Fresas Driscoll, una empresa dedicada a la producción de frutos rojos, acusándola de usar agricultura tóxica y cañones antigranizo que, aseguran, alteran los ciclos del agua. “Es un monopolio que destruye el medio ambiente. El gobierno lo permite porque privilegia los intereses de los capitalistas extranjeros”, afirmaron.
Frente al Palacio de Gobierno, una lona desplegada por los manifestantes sintetizaba su lucha: “Extranjeros y agroindustrias capitalistas acaparan toda el agua”.
Entre mentiras y resistencias
Mientras la manifestación avanzaba, las palabras se mezclaban con los murmullos del parque y el eco de las injusticias. Para quienes tomaron el micrófono, la batalla no es sólo por la tierra o el agua, sino por la dignidad de quienes han sido ignorados por un sistema que los ve como sacrificables.
El legado de Cuitláhuac García, afirmaron, no será el de un gobierno que clausuró empresas contaminantes, sino el de un régimen que les dio la espalda.
“Nosotros no olvidamos. Y tampoco perdonamos”, sentenció Romero, antes de que la protesta se disolviera entre consignas que prometen seguir resonando: “El agua es de los pueblos, no de las agroindustrias”.