Ciudad de México.– La suspensión temporal de las exportaciones mexicanas de ganado hacia Estados Unidos, ordenada por las autoridades sanitarias estadounidenses tras detectar brotes del gusano barrenador del ganado, podría costar a México más de 171 millones de dólares en solo dos semanas, según cálculos del Consejo Nacional Agropecuario (CNA). El organismo estima que la pérdida diaria asciende a 11,4 millones de dólares, una cifra que refleja la magnitud del impacto para el campo mexicano.
La medida fue anunciada por la Casa Blanca luego de que se confirmaran focos de la plaga en los Estados de Oaxaca y Veracruz, a más de 700 millas de la frontera norte, lo que no ha impedido la aplicación del cierre total de cruces. El gusano barrenador, una larva que causa lesiones graves en el ganado, es considerado una amenaza sanitaria de alto riesgo.
La Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (SADER) informó que la suspensión tendrá una duración inicial de 15 días, mientras ambos gobiernos revisan los protocolos conjuntos de sanidad animal. Sin embargo, productores y exportadores temen que la pausa se extienda más allá de lo anunciado.
Solo en Sonora y Chihuahua, dos de los principales Estados exportadores de ganado, se movilizan diariamente más de 5.700 cabezas de res con destino a EE UU, lo que hace de esta suspensión un golpe severo para el sector pecuario.
El CNA advirtió que la decisión del Gobierno estadounidense afecta directamente al campo mexicano y pone en riesgo el abastecimiento de carne en ambos países. Aseguró que los cruces autorizados cumplen con los protocolos sanitarios avalados por el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (SENASICA) y el Servicio de Inspección de Sanidad Animal y Vegetal de Estados Unidos (APHIS).
“El control del gusano barrenador exige una corresponsabilidad técnica entre México y Estados Unidos”, señaló el organismo empresarial. También calificó la medida como “innecesaria” en regiones donde ya operan controles sanitarios estrictos.
Desde el lado mexicano, la respuesta ha sido conciliadora pero firme. El CNA reconoció la actuación de las autoridades nacionales ante los brotes y valoró la disposición al diálogo por parte del Gobierno federal. Sin embargo, insistió en que la medida no considera la capacidad técnica instalada ni los protocolos que ya están en marcha en la frontera norte.
La propuesta del Consejo incluye aumentar la inversión en la producción y liberación de moscas estériles, una técnica clave para contener la plaga; reforzar la vigilancia sanitaria y combatir el contrabando de ganado; así como acelerar la autorización de nuevos puntos de cruce con infraestructura certificada.
“La sanidad agropecuaria de México no está en entredicho. Lo que se necesita es cooperación real para contener la plaga y garantizar el acceso a alimentos en ambos países”, concluyó el CNA.
La suspensión se produce en un momento delicado para la relación comercial entre ambos países, marcada por diferencias en temas agrícolas y energéticos. El ganado mexicano, particularmente el de origen sonorense y chihuahuense, es clave para satisfacer la demanda del mercado estadounidense, especialmente en los meses de mayor consumo.
Mientras tanto, los productores ganaderos de la frontera observan con preocupación la evolución del diálogo bilateral. Temen que una medida temporal se convierta en una restricción prolongada con consecuencias duraderas para una de las cadenas agroalimentarias más integradas del continente.
