Ciudad de México.— El rechazo a la familia Yunes retumbó este domingo durante la sesión extraordinaria del Consejo Nacional de Morena. “¡Fuera los Yunes!”, gritó una voz desde el pleno, evidenciando el malestar interno por la cercanía del partido con el senador Miguel Ángel Yunes Márquez y su padre, el exgobernador de Veracruz, Miguel Ángel Yunes Linares.
La consigna interrumpió por breves segundos la participación del gobernador de Sonora y presidente del Consejo Nacional de Morena, Alfonso Durazo, quien en ese momento explicaba los motivos detrás de la creación de una comisión especial para evaluar las incorporaciones al partido. El objetivo, según dijo, es blindar a Morena de perfiles ajenos a los principios de la llamada Cuarta Transformación.
Aunque ni Yunes Márquez ni su padre han formalizado su ingreso como militantes del partido guinda, su cercanía con legisladores morenistas y el trato que se le ha dado al senador veracruzano dentro de la bancada han generado malestar en la base militante. “Reciben beneficios que no tiene ni la militancia más leal”, acusó un consejero consultado tras la sesión.
En los pasillos del Congreso, Yunes Márquez mantiene una relación cercana con senadores del grupo mayoritario. Incluso, ha sido incluido en mesas de trabajo estratégicas, lo que ha alimentado la percepción de que su incorporación al movimiento es cuestión de tiempo, pese a su historial panista y los señalamientos de corrupción que han enfrentado él y su padre.
El grito de “¡Fuera los Yunes!” no fue secundado, pero no pasó desapercibido. Varios consejeros lo comentaron en corto al concluir la sesión. La familia Yunes —identificada históricamente con el PAN y con gobiernos enfrentados al obradorismo— representa para muchos en Morena el tipo de política que el partido juró combatir.
Durazo no respondió al señalamiento, pero insistió en que la comisión evaluadora evitará que personajes ajenos a la ideología de Morena utilicen el movimiento como trampolín político. “Tenemos que cuidar el proyecto”, dijo durante su mensaje.
La tensión por las posibles incorporaciones de perfiles polémicos no es nueva. En los últimos meses, el partido ha sido criticado por abrir sus puertas a exmilitantes del PRI, PAN y PRD, algunos con expedientes judiciales o históricos de persecución política contra líderes sociales.
Para muchos en Morena, la posibilidad de que los Yunes se integren al movimiento es una línea roja.
“Hay límites, y los Yunes los cruzaron hace mucho”, dijo uno de los asistentes, visiblemente molesto. En Veracruz, el apellido sigue siendo sinónimo de autoritarismo, represión y enriquecimiento ilícito. Y eso, según sectores de Morena, es incompatible con la narrativa de regeneración que presume el partido.
Por ahora, ni el CEN de Morena ni la bancada en el Senado han fijado una postura oficial sobre la presencia de Yunes Márquez en espacios legislativos del partido. Pero el grito espontáneo de este domingo dejó claro que, para una parte de la militancia, su sola cercanía ya es una traición.
