Coatzacoalcos, Ver.— La tensión por los olores tóxicos que desde hace semanas afectan a los habitantes de Mundo Nuevo, en el municipio de Coatzacoalcos, llevó a la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle García, a ordenar una intervención directa del procurador estatal de Medio Ambiente, Ángel Carrizales López, a quien pidió no abandonar la zona hasta que se esclarezca el origen de la contaminación.
La instrucción fue clara y tajante. En una llamada telefónica revelada por medios locales, Nahle urgió al funcionario a volver de inmediato a la región y suspender su regreso a la capital del estado. “Ya no se regresen a Xalapa, allá no los quiero”, le dijo, al tiempo que pidió movilizar más personal para atender la emergencia.
La mandataria descartó que los gases provengan de instalaciones como la planta de Braskem o el complejo petroquímico La Cangrejera. En cambio, señaló que las investigaciones deben ampliarse hacia otras zonas industriales, incluyendo el complejo Morelos y la recientemente inaugurada Terminal Química Puerto México.
“El lunes me pasaron un reporte… argumentan que desde que arrancó la planta de etano comenzaron los olores. Pero ese gas es inoloro”, indicó Nahle. La coincidencia de fechas, sin embargo, ha reforzado las sospechas entre vecinos y autoridades.
Preocupación ciudadana y síntomas de alerta
Desde hace al menos un mes, residentes de Mundo Nuevo han denunciado un fuerte olor químico en el ambiente. Algunos afirman haber presentado síntomas graves, como irritación ocular, sangrado y dificultades respiratorias. Las quejas, hasta ahora desoídas por las autoridades federales, han tomado fuerza a través de protestas con pancartas y llamados a la intervención directa de la gobernadora.
“Este es un grito de auxilio”, declaró una vecina durante una concentración en la congregación. “Nos traen con promesas de que mañana entran a las empresas, pero seguimos igual. Hay gente muy enferma, incluso cinco personas han muerto en días de mayor contaminación”.
Aunque no se ha establecido un vínculo oficial entre los fallecimientos y la posible exposición a sustancias tóxicas, el temor entre la población ha escalado. Muchos habitantes afirman que la situación se ha agravado en las últimas semanas y exigen que se inicien diligencias formales para determinar la fuente y el nivel de riesgo.
Sospechas sobre emisiones deliberadas
Entre los reclamos ciudadanos resalta una preocupación compartida: que las emisiones no sean incidentales, sino deliberadas. “Siempre hemos respirado estos tóxicos, pero ahora los están liberando de forma abierta, como si ya no importara”, denunció otro habitante.
La Procuraduría Estatal de Medio Ambiente no ha emitido aún un informe oficial sobre la causa de los olores ni sobre la composición de los gases detectados. La presión recae ahora en el gobierno estatal, que intenta contener el malestar social y demostrar capacidad de respuesta ante una crisis ambiental que, hasta el momento, sigue sin resolverse.
Mientras tanto, las familias de Mundo Nuevo continúan en espera de respuestas concretas. La confianza en las instituciones ambientales, minada por años de omisiones, enfrenta una nueva prueba.
