Veracruz, Ver.- En un episodio más de la crónica negra que envuelve a Veracruz, un comando armado irrumpió en las inmediaciones del Hospital Regional de Poza Rica para llevarse al director de Comercio del ayuntamiento, Sergio Macías, conocido como “El Rocky”, mientras que el regidor octavo, Víctor Manuel Benavides Cobos, apenas logró escapar de las balas y salvar su vida.
La escena, que pintaba como un gesto noble, terminó convertida en un capítulo de horror. Macías y Benavides, acompañados de personal del ayuntamiento, repartían alimentos calientes a quienes pernoctan afuera del hospital esperando noticias de sus seres queridos. Pero lo que parecía un acto solidario terminó manchado por la violencia que no da tregua en esta región.
En el momento menos esperado, los hombres armados llegaron, directo y sin titubeos. Se dirigieron a Sergio Macías, lo sometieron con brutalidad y lo subieron a una camioneta. El “Rocky” no tuvo oportunidad de resistirse.
No obstante, los sicarios no se marcharon sin sembrar el caos. En su arrebato de violencia, abrieron fuego indiscriminadamente, obligando a Benavides Cobos y a decenas de ciudadanos a buscar refugio en la sala de urgencias del hospital. El regidor escapó de milagro, mientras las detonaciones retumbaban en las paredes del lugar.
Tras el ataque, la confusión reinaba. Policías y personal ministerial llegaron al sitio, como siempre, después de los hechos, para iniciar las investigaciones. Mientras tanto, el director Macías permanece desaparecido, y su paradero es un misterio que solo abona al clima de inseguridad que azota a Poza Rica y al estado entero.
El regidor Benavides, por su parte, se encuentra sano y salvo, pero con una experiencia que seguramente marcará su vida.
Veracruz, otra vez, es el escenario de una realidad en la que ni la solidaridad ni el servicio público son inmunes a la violencia que corroe hasta los actos más sencillos de humanidad.