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Ciudad de México.- El Partido Acción Nacional (PAN), históricamente opositor a las políticas sociales impulsadas por la izquierda mexicana, ha dado un giro inesperado. Tras los resultados adversos en las elecciones de 2024 y el impacto de los programas sociales promovidos por el oficialismo, el PAN ha optado por apoyar buena parte de las reformas sociales propuestas por Morena en el Congreso. Una decisión que no solo marca una ruptura con su tradicional aliado, el PRI, sino que también apunta a una nueva estrategia política.
El cambio de rumbo
Desde el inicio de la 66ª Legislatura en septiembre pasado, las bancadas del PAN en la Cámara de Diputados y el Senado han votado a favor del 46,4% de las iniciativas presidenciales. Esto incluye 13 reformas en temas clave, como los programas sociales, de las cuales siete fueron impulsadas por el expresidente Andrés Manuel López Obrador y seis por la actual mandataria, Claudia Sheinbaum.
Aunque el partido ha mantenido su postura crítica en áreas como la reforma judicial, la desaparición de órganos autónomos o los cambios en la Suprema Corte de Justicia, su apoyo a las políticas sociales ha sido consistente. En palabras del senador Ricardo Anaya, excandidato presidencial, el objetivo es claro: “Demostrar que los programas sociales no son propiedad de Morena”.
Una apuesta por lo social
Entre las reformas aprobadas por el PAN destaca la reducción de la edad para recibir la pensión universal de los adultos mayores, de 68 a 65 años. Aunque inicialmente hubo disensos en la Cámara de Diputados, el PAN corrigió su voto en el Senado, respaldando la medida.
“El régimen quiere hacer creer que los programas sociales solo existirán mientras ellos estén en el poder. Eso es absolutamente falso”, afirmó Anaya en entrevista. El senador aseguró que el partido busca reforzar su mensaje de apoyo a estas políticas, desmontando la narrativa oficialista que asocia los beneficios sociales exclusivamente con Morena.
Un respaldo con reservas
A pesar de su apoyo, el PAN ha expresado preocupaciones sobre la implementación de algunas medidas. En varias ocasiones, sus legisladores han señalado la falta de recursos para garantizar el éxito de las reformas. Lo hicieron en el debate sobre los derechos de pueblos indígenas y afromexicanos, así como en la ley de bienestar animal, donde criticaron que no se incluyeran medidas contra las corridas de toros o las peleas de gallos.
Una de las decisiones más controvertidas fue el apoyo a la prohibición de cigarros electrónicos y vapeadores. Aunque el PAN votó a favor, criticó la medida como un “capricho personal” del expresidente López Obrador y reclamó la falta de una regulación integral.
Adiós al PRI
El respaldo a las políticas sociales también ha coincidido con un evidente distanciamiento del PRI, su antiguo socio en la coalición legislativa. Mientras el PRI ha apoyado el 53,6% de las iniciativas presidenciales, el PAN ha optado por un respaldo más moderado, buscando construir una identidad política propia.
El desmarque entre ambas fuerzas se reflejó en la falta de una propuesta presupuestaria conjunta para 2025, algo que había sido tradición en años anteriores. “La alianza con el PRI fue un acuerdo temporal y estratégico, no una unión permanente”, comentó un dirigente panista bajo condición de anonimato.
Un desafío político
El giro estratégico del PAN responde, en parte, a los resultados de la última elección presidencial. En la campaña, Morena capitalizó el apoyo popular a los programas sociales, utilizando en mítines y spots frases polémicas como las del expresidente Vicente Fox, quien llamó “huevones” a los beneficiarios. Ese discurso, amplificado por la campaña de Claudia Sheinbaum, dejó al PAN en una posición defensiva, que ahora busca revertir.
“No vamos a cometer el error de alejarnos de los ciudadanos. Apoyar los programas sociales es apoyar a México”, concluyó Ricardo Anaya.
Con este cambio de rumbo, el PAN apuesta por reposicionarse frente a un electorado que ve en los programas sociales un elemento esencial del progreso. Sin embargo, el reto será demostrar que este respaldo no es oportunista, sino una muestra de un nuevo compromiso con las necesidades del país.