Ciudad de México.- Una protesta pacífica en Guadalajara por el asesinato del alcalde de Uruapan, Carlos Manzo, derivó en disturbios con un “bloque negro” atacando el Palacio de Gobierno, causando cuantiosos daños y enfrentamientos con la Policía Estatal, en un evento que incluyó bombas molotov y agresiones físicas.
Los disturbios se desencadenaron cuando el grupo se dirigió al Palacio de Gobierno y, a pesar de los esfuerzos policiales por dispersarlos, consiguieron irrumpir en el edificio utilizando escaleras y mobiliario urbano. La consigna de las protestas se vio opacada por la violencia y los daños materiales, incluyendo puertas derribadas y ventanas reventadas con piedras.
Dentro de las instalaciones gubernamentales, los manifestantes provocaron incendios menores y destrozaron mobiliario. Las agresiones se extendieron a la Plaza de Armas y a edificios cercanos, incluyendo intentos de incendio en el Congreso del Estado. La policía, tras horas de enfrentamientos, recurrió al uso de gases lacrimógenos para intentar controlar la situación.
El violento desenlace dejó al menos 20 detenidos, mientras los manifestantes alegaban excesos policiales. Testigos denunciaron agresiones a periodistas, y los videos en redes documentaron la intensidad del ataque al Palacio de Gobierno. La marcha, que comenzó de forma ordenada, revela la profunda indignación social y los riesgos de escalada en manifestaciones futuras.
