Xalapa, Ver.- Olga Lidia Salazar Hernández denuncia el intento de minimizar la crisis de desapariciones en Veracruz, señalando registros incompletos en la Fiscalía y la Comisión Estatal de Búsqueda, lo que refleja, según ella, una desprotección evidente hacia las familias afectadas.
Ante la preocupación de registros incompletos de personas desaparecidas en la Fiscalía General del Estado (FGE) y la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas (CEBV), Olga Lidia Salazar Hernández, integrante de los Colectivos Unidas por Amor a Nuestros Desaparecidos y Buscando nos Encontramos Córdoba, ha alzado la voz señalando presuntos intentos de las autoridades por ocultar o disminuir la crisis de desapariciones en el estado de Veracruz.
Durante la presentación del informe “A quienes nos faltan: Datos para encontrarles”, la organización Data Cívica destacó la alarmante frecuencia con la que los expedientes de desaparecidos se encuentran incompletos en estas dependencias. Salazar Hernández cuestionó si existe una directiva gubernamental para mantener los registros en tal estado con el fin de ajustar las estadísticas, contrarrestando las declaraciones oficiales que aseguran una disminución en las desapariciones frente a la realidad que enfrenta el país.
Olga Lidia Salazar, quien busca incansablemente a su hija Marion Ivette Sampayo Salazar, desaparecida desde el 14 de enero de 2011 en Poza Rica, expuso que esta preocupante tendencia de registros incompletos se remonta a 2023. Explicó que durante las reuniones con la Comisión Nacional de Búsqueda, las familias de desaparecidos reciben documentos donde a menudo sólo se incluye el nombre del desaparecido, dejando de lado información crucial.
A pesar de confrontar a las autoridades tanto de la Fiscalía como de la Comisión de Búsqueda, Salazar Hernández menciona que se excusan y prometen completar la información, aunque casi nunca lo cumplen, poniendo en duda la eficacia de estos organismos. Una y otra vez, las madres buscadoras se encuentran con registros incompletos, oyendo las mismas promesas vacías, lo que alimenta el desconcierto y la desconfianza en las instituciones que deberían protegerlas.
