Minatitlán, Ver.– Cien días de plantón. Cien días de reclamos y de espera frente a la Refinería de Minatitlán. Empresarios y trabajadores siguen ahí, bajo las lonas, pidiendo lo mismo: que Pemex pague los 2 mil 200 millones de pesos que les debe por obras realizadas en el Complejo Petroquímico Cosoleacaque, en Cangrejera y en la propia refinería.
La protesta arrancó como presión momentánea. Hoy es un campamento fijo. Casas de campaña, ollas comunes, cartulinas colgadas en la malla. El hashtag #QuePaguePemex convertido en consigna de resistencia.
Los inconformes dicen que no hay fecha de pago. Que el director general de Pemex, Víctor Rodríguez Padilla, evita comprometerse. Que las promesas de la presidenta Claudia Sheinbaum y el anunciado “rescate financiero” de la petrolera se quedaron en discursos.
El retraso en los pagos supera en algunos casos los 18 meses. Empresas quebradas, nóminas imposibles de sostener, despidos que alcanzan hasta al 80 por ciento de la plantilla. Familias de Minatitlán y Coatzacoalcos sin ingreso fijo, con la economía regional en picada.
Los contratistas locales aseguran que desde 2023 Pemex favorece a firmas foráneas. Que a los de aquí, con décadas de experiencia, los han ido relegando. Las reuniones, los acuerdos, los compromisos: nada se ha cumplido.
En la entrada de la refinería, las lonas hablan solas. Para los empresarios, el plantón ya no es solo protesta: es un acto de resistencia. Una manera de recordarle a Pemex que la deuda sigue ahí, y que no se van a mover hasta cobrarla.
