Ciudad de México.- El expresidente Felipe Calderón hace escarnio con las declaraciones de la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, sobre la muerte de la maestra Irma Hernández, quien falleció tras ser secuestrada por un grupo criminal; Nahle atribuyó el deceso a un infarto, minimizando las agresiones sufridas.
“Cristo murió de un paro cardiovascular y respiratorio. Nada tuvieron que ver los fariseos y los romanos. -Rocío Nahle.”, exclamó Felipe Calderón en un posteo en la red social X.
El fallecimiento de la maestra Irma Hernández bajo circunstancias controversiales ha desatado un nuevo enfrentamiento político. El expresidente Felipe Calderón no dudó en lanzar una crítica irónica hacia la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, tras sus declaraciones sobre la causa de muerte de Hernández. Según la mandataria, el deceso se debió a un infarto, una afirmación que Calderón comparó mordazmente con el relato bíblico de la muerte de Jesucristo.
En un intento de aclarar la situación, Rocío Nahle explicó que el cuerpo de Irma Hernández fue encontrado en una rudimentaria construcción cerca de Álamo Temapache, lugar de su secuestro. Según los reportes forenses citados por Nahle, las agresiones que sufrió precedieron al infarto que finalmente le quitó la vida. A pesar de la indignación generada, la gobernadora defendió sus declaraciones, insistiendo en que la causa oficial del fallecimiento debe ser comunicada.
El caso cobró un matiz más sombrío con el descubrimiento de armas de alto calibre en el lugar del hallazgo del cuerpo. Las autoridades locales han detenido a tres sospechosos implicados en el crimen y continúan investigando la participación de una cuarta persona. Estos desarrollos refuerzan las acusaciones de violencia sistemática por parte de grupos criminales en la región, un fenómeno que las autoridades estatales prometen combatir con vigor.
Irma Hernández, quien además de maestra laboraba ocasionalmente como taxista, fue secuestrada por su negativa a pagar extorsiones a un grupo asociado con el Cártel del Golfo. Durante su cautiverio, fue obligada a grabar un video amedrentador para instar a sus colegas a ceder a demandas delictivas. Así, el caso de Irma se convierte en un símbolo del peligro que acecha a los ciudadanos que desafían las estructuras criminales imperantes en Veracruz.
