Washington, D.C..- Estados Unidos bombardeó instalaciones nucleares en Irán. Horas después, el presidente Donald Trump pidió la paz. Y no lo hizo con diplomacia, sino con amenaza.
“Si no acceden a la paz”, los próximos ataques serán más intensos y más fáciles”, lanzó el mandatario estadounidense en un mensaje transmitido desde Washington, apenas horas después de que aviones militares descargaran bombas sobre los complejos de Fordow, Natanz y Esfahan, claves en el programa nuclear iraní.
Los ataques, dijo Trump, fueron “espectaculares”. Aseguró que las instalaciones quedaron “totalmente destruidas” y felicitó a los pilotos y a su equipo de seguridad nacional. También agradeció a Israel, país que en las últimas semanas ha intensificado su propia ofensiva en Medio Oriente.
“Fordow recibió una carga completa de bombas. Todos nuestros aviones regresaron a casa, sanos y salvos”, escribió el presidente en su red social. Cerró con una frase contradictoria: “¡Ahora es tiempo de paz!”
La declaración contrasta con el ambiente de tensión global que se agudizó tras la ofensiva. Irán, por su parte, no ha confirmado el nivel de daño pero fuentes diplomáticas del Golfo Pérsico han alertado que la represalia será “en el momento y lugar que se decida”.
Mientras tanto, la comunidad internacional permanece en alerta. Europa ha pedido contención. Rusia y China condenaron los ataques. Y Naciones Unidas convocó a una sesión de emergencia del Consejo de Seguridad.
Trump, fiel a su estilo, cerró su discurso repitiendo que “el matón de Oriente Medio debe acceder a la paz”. Pero las bombas ya cayeron. Y la paz, otra vez, parece estar bajo fuego.
