
Ciudad de México.- “No llegamos todas, faltan mis hermanas”, coreaban miles de mujeres mientras avanzaban por Paseo de la Reforma. Era la primera marcha del Día Internacional de la Mujer bajo el gobierno de Claudia Sheinbaum, la primera mujer en ocupar la Presidencia de México.
Desde las primeras horas de la tarde, 200 mil manifestantes tomaron las calles de la capital. Las columnas partieron desde el Ángel de la Independencia, la Glorieta de las Mujeres que Luchan y el Monumento a la Revolución, rumbo al Zócalo. A diferencia de años anteriores, la presencia de policías fue notablemente menor; la Secretaría de Seguridad Ciudadana apostó por una estrategia de “diálogo y conciliación”, con la participación de los llamados Círculos de Paz.
“Claudia, eres opresora”
El tono de la protesta no dejó lugar a dudas. Además de las consignas tradicionales contra el feminicidio y la violencia machista, hubo gritos contra el gobierno de Sheinbaum. “Claudia, eres opresora”, se escuchó en varios puntos de la marcha. Otras consignas exigían justicia por los feminicidios, la desaparición de mujeres y la violencia vicaria.
Las críticas también alcanzaron al gobernador de Morelos, Cuauhtémoc Blanco, luego de que el Congreso estatal rechazara su desafuero a pesar de las acusaciones en su contra por intento de violación.
La mezcla de emociones: rabia, dolor y resistencia
La jornada estuvo marcada por la ira y el duelo, pero también por la música y el baile. Colectivas feministas, madres de víctimas de feminicidio, mujeres indígenas y afromexicanas, y grupos de maternidades feministas caminaron juntas. El Bloque Negro, como cada año, encabezó las acciones de protesta directa, derribando vallas y realizando pintas en edificios históricos.
Entre las manifestantes, Rosalinda Portilla se plantó con la fotografía del asesino de su hija. Apenas dijo unas palabras: “Su condena no fue suficiente”.
Zócalo: tensión y saldo blanco
En la calle 5 de Mayo se registraron momentos de tensión. Grupos de mujeres intentaron derribar las barricadas frente a la Catedral y Palacio Nacional, lo que derivó en un enfrentamiento con personal de seguridad. Testigos reportaron el uso de gas irritante, lo que provocó ataques de tos y escozor en los ojos. La Brigada Marabunta acudió en auxilio de las afectadas.
A las 8 de la noche, el Zócalo aún estaba lleno. Mientras la protesta se apagaba, el Gobierno de la Ciudad de México anunció saldo blanco. Pero en las calles, la sensación era otra: las consignas no cambiaron porque las ausencias siguen siendo las mismas.