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Washington, DC.– Con la mirada firme y un tono que no deja lugar a la duda, Tom Homan, el hombre fuerte de la frontera en la administración de Donald Trump, lanzó una advertencia que retumbó en los despachos de seguridad de ambos lados del río Bravo: si los cárteles mexicanos atacan a tropas estadounidenses en la frontera, la respuesta será inmediata y contundente.
“La ira del presidente Trump caerá. Tiene la capacidad de borrarlos de la faz de la Tierra”, sentenció el exdirector del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés) en una entrevista con ABC News Live. La frase, pronunciada con la convicción de quien ha estado al frente de operativos migratorios de alto riesgo, no es casual. Llega en un momento en el que la Casa Blanca endurece su discurso contra el crimen organizado transnacional y pone sobre la mesa opciones que antes parecían impensables: el uso del ejército contra los cárteles.
El aumento de la violencia en la frontera no es, según Homan, una señal de fracaso, sino un efecto secundario de una estrategia que busca cortar el flujo de dinero hacia los grupos criminales. “Les estamos sacando dinero de los bolsillos”, insistió el funcionario, sin precisar qué organizaciones están en la mira. Pero sus palabras coinciden con un operativo de gran escala que tuvo lugar esta semana en Denver y Aurora, en el estado de Colorado, contra la organización criminal Tren de Aragua, un grupo de origen venezolano que, según las autoridades, ha expandido su influencia en Estados Unidos.
Filtraciones y emboscadas: el otro frente de batalla
La operación en Denver no solo dejó una treintena de detenidos, sino también una polémica sobre las filtraciones a la prensa que, según Homan, habrían comprometido la seguridad de los agentes. “Esto no es un juego. Sabemos que sus integrantes son peligrosos. Si se enteran previamente de que acudiremos, es sólo cuestión de tiempo antes de que nuestros agentes sufran una emboscada”, advirtió.
Las redadas, que se llevaron a cabo en edificios de apartamentos y otras localizaciones, buscaban desmantelar células del Tren de Aragua, un grupo al que la Casa Blanca ha vinculado con redes de tráfico de personas y drogas. Según información del Departamento de Seguridad Nacional, un centenar de presuntos integrantes fueron deportados a sus países de origen, mientras que diez de los capturados fueron enviados a la prisión de Guantánamo, en Cuba.
El operativo, que contó con la colaboración de medios conservadores como Fox News, se produce en un clima de endurecimiento de la política migratoria de Trump, cuyo gobierno ha insistido en que el 75% de los 14.000 migrantes arrestados recientemente “son criminales”.
“Si estás en el país irregularmente, no estás fuera de la mesa, pero no vas a ser una prioridad”, sentenció Homan, reafirmando la visión de la administración sobre la inmigración como una cuestión de seguridad nacional.
En medio de un año electoral en el que el discurso de Trump gira en torno a la mano dura contra el crimen organizado y la migración irregular, las palabras de Homan no parecen simples declaraciones: son la antesala de una estrategia que podría llevar la lucha contra los cárteles a un nuevo nivel.