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El Presupuesto de Egresos de la Federación es un instrumento de política económica que debe cumplir con más de un objetivo

José Yunes (*)

(Tomado de Diario de Xalapa)


 

El análisis del paquete económico para el ejercicio fiscal 2022 ocupará el debate legislativo durante las próximas semanas. Para el día 15 de noviembre conoceremos las condiciones tributarias que regirán las actividades empresariales en el país y también el contenido y el destino del gasto público.

El Presupuesto de Egresos de la Federación es un instrumento de política económica que debe cumplir con más de un objetivo. Generar una red de protección social, centrada en una política asistencial, debe ser una de esas metas, por cierto, importante en sí misma, toda vez que suaviza los efectos de la pobreza y la desigualdad que lastiman el día a día de cerca de la mitad de la población. Por eso, respaldaremos el aumento de 106 mil millones de pesos propuesto para programas asociados a los jóvenes, los adultos mayores y los campesinos con trabajos de reforestación. Sin embargo, para superar los escenarios de pobreza se necesita generar empleos bien remunerados y mantener un entorno de estabilidad macroeconómica. No existe otro camino. Nunca se resolverán estos males con la sola aplicación de programas sociales.

En consecuencia, el presupuesto debe ser mucho más que sólo asistencia pública. Debe ser palanca de crecimiento económico, motor de desarrollo regional y estímulo permanente para el aparato productivo del país que, por cierto, durante los últimos años se encuentra preocupantemente abandonado.

Con asombro notamos que la propuesta presupuestal presentada por el gobierno federal distribuye, discrecionalmente, entre las entidades federativas, las acciones en materia de infraestructura carretera. Mientras que a Veracruz, un estado con enormes carencias en vías de comunicación, le presupuestan alrededor de 550 millones de pesos por concepto de construcción y conservación de carreteras, de vías alimentadoras y de caminos rurales, a los estados de Hidalgo y Oaxaca, muy merecidamente les aumentan, en forma importante, su asignación para esos rubros, en mil 630 millones de pesos para el primero y 4 mil 420 para el segundo. Cabe notar, si se quiere sólo como casualidad andante, que en Veracruz no habrá elecciones el próximo año, pero sí las habrá en los estados ya citados. Esa discrecionalidad en el uso presupuestal atenta contra las posibilidades de desarrollo de las distintas regiones que integran el país y abre más la brecha con respecto a su dinamismo económico.

La propuesta de presupuesto recibida en la Cámara de Diputados presenta aumento en prácticamente las partidas de todas las secretarías de estado, pero con una notable desaceleración en el incremento, para las dependencias encargadas del desarrollo agropecuario y del desarrollo económico. Para un estado como Veracruz, con una profunda vocación productiva vinculada a las actividades agroindustriales, lo anterior no son buenas noticias.

No hay recursos públicos previstos en el presupuesto para acompañar las tareas agrícolas, ya sea en insumos como fertilizantes y semillas mejoradas, en garantías para seguros catastróficos, en subsidios para combustibles, en apoyos para comercialización o sanidad. No hay recursos públicos tendientes a motivar productivamente al campo nacional.

Dicha visión será el filtro con el que analizaré el paquete en conjunto, alentando las políticas que considere adecuadas pero señalando las que, como en estos casos, necesitan ser revisadas y modificadas. Les informaré puntualmente los avances.

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(*) Diputado priista

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