CON SU HERMANO COMO TÍTERE POLÍTICO, MARCELO MONTIEL PRETENDE INSTAURAR CACICAZGO EN PUENTE NACIONAL
* Roberto Montiel Montiel es precandidato de Morena-PT-Verde
* A Javier Herrera se le olvida cuando Marcelo saboteó a Fidel y prefirió a Tomás Ruiz
* Una cuestionada fortuna: ranchos, cabezas de ganado, la casa de Porfirio Serrano y Brasil
* Los muchachos del ex alcalde de Coatzacoalcos, insustituibles
MUSSIO CÁRDENAS ARELLANO
“¡Puente Nacional: llegó la hora!”, reza el mensaje. Y sí. Llegó la hora del cacicazgo de Marcelo Montiel Montiel en su tierra natal, con un títere político, su hermano Roberto, postulado a la alcaldía por la coalición Morena-Partido del Trabajo-Partido Verde.
Roberto Montiel Montiel, alias “Calelas”, luce sonrisa forzada y rasgo descompuesto, la calva que asoma, la frente que crece y que delata la edad. Y viste el color de Morena, olvidando los días en que el PRI les dio abrigo, techo y fortuna, y poder.
Lo apuntala Javier Herrera Borunda, líder real del Partido Verde Ecologista de México en la entidad, en cuya memoria esconde —o pasa por alto— los agravios de Marcelo Montiel a Fidel Herrera Beltrán, su padre, en la búsqueda de la candidatura a gobernador de Veracruz.
Lo avala, también, Manuel Velasco Coello, priista, ex gobernador de Chiapas, actual senador de la República y operador número uno del PVEM ante el presidente Andrés Manuel López Obrador.
En cónclaves varios, refieren habitantes de Puente Nacional, Marcelo Montiel, Manuel Velasco y Javier Herrera Borunda pactaron la imposición de “Calelas” Montiel como candidato de la coalición Morena-PT-Verde a la presidencia municipal, operando con la burocracia municipal y con los recursos que tuvieran a su alcance.
Este miércoles 3, la propaganda de Roberto Montiel inundó las redes sociales con un mensaje dirigido a militantes y simpatizantes de la coalición Juntos Haremos Historia, el morenismo que ahora tendrá como candidato a un emisario del PRI.
LA TRAICIÓN A FIDEL HERRERA
Entre 2003 y 2004, siendo por primera vez alcalde de Coatzacoalcos, Marcelo Montiel realizó una mala lectura del proceso de sucesión. Hiperactivo como es, el entonces senador Fidel Herrera Beltrán recorría Veracruz evidenciando su intención de ser el sucesor de Miguel Alemán Velasco, trabando acuerdo con grupos y corrientes priistas y no priistas, caciques y líderes sindicales y con alcaldes de alta operatividad.
Un día, Marcelo Montiel se comprometió con Fidel Herrera y al siguiente lo traicionó. Sin advertir el efecto que tendría su error, dejó al senador y cargó su operación hacia el ex director del Sistema de Administración Tributaria de la Secretaría de Hacienda, Tomás Ruiz González, quien se movía en la línea del gobernador Alemán Velasco.
Eran célebres las reuniones en la residencia de Marcelo Montiel en Coatzacoalcos, siendo Tomás Ruiz el invitado de honor.
Al final, la candidatura del Tomás Ruiz se frustró, pero Marcelo Montiel evidenció su desprecio a Fidel Herrera Beltrán, quien en la elección de 2004, bajo las siglas del PRI, se agenció el gobierno de Veracruz.
Hoy, su hijo, Javier Herrera Borunda, premia la traición de Marcelo Montiel a Fidel.
DE CAMPESINOS A TERRATENIENTES
A Puente Nacional, municipio ubicado a 200 kilómetros de Xalapa, la capital de Veracruz, le llega su hora, dice la propaganda electoral de “Calelas” Montiel, y con ello se fincan las bases del cacicazgo de Marcelo Montiel Montiel y una familia que pasó de arar tierras y pastorear becerros a acaudalados ganaderos y terratenientes con un crecimiento exponencial en 20 años.
Originario de Naranjos, congregación de Puente Nacional, Marcelo Montiel es un abogado que tácitamente nunca ejerció la profesión. Su efímero paso por el aparato judicial fue desastroso: desconocer un término de tiempo para consignar a un detenido provocó su inmediata liberación y, de paso, un escándalo en la Procuraduría de Veracruz.
Otro más tuvo que ver con la liberación de ciudadanos migrantes en condición de indocumentados, que lo hizo desistir de continuar en el Ministerio Público. Y ante tal incompetencia, tocó la puerta del PRI.
Su mentor, Carlos Brito Gómez, lo fogueó en la contienda por la diputación federal por Coatzacoalcos, en 1982; la dirección del DIF cuando Brito asumió la alcaldía de Coatzacoalcos tras el suicidio de Juan Osorio López; la tesorería municipal en el gobierno de Edel Álvarez Peña; la presidencia del PRI local; la secretaría del Ayuntamiento en el trienio de Rogelio Lemarroy González.
Y de ahí al Congreso de Veracruz, siendo oficial mayor, el que controlaba los recursos y dispensaba los pagos, operaba políticamente y acumulaba todo lo que le permitiría llegar al ayuntamiento de Coatzacoalcos en la elección de 2000.
Así, el campesino se transformó en un potentado.
Y las tierras en Naranjos comenzaron a crecer. Y el ganado fino. Y el poder.
RANCHOS Y MÁS RANCHOS
A los Montiel les fue bien con Marcelo en la alcaldía de Coatzacoalcos, pero más con Javier Duarte de Ochoa en el gobierno de Veracruz y con Enrique Peña Nieto en la Presidencia de México.
El Libro Negro de Marcelo, un compendio de acciones, contratos, pagos irregulares, cobro de impuestos sin que se esclareciera su destino final, elaborado en el ayuntamiento de Iván Hillman Chapoy, bajo la directriz del entonces tesorero, Mariano Moreno Canepa, es evidencia del historial de corrupción que distingue al ex presidente municipal de Coatzacoalcos que hoy construye los cimientos de su cacicazgo en Puente Nacional.
El documento de más de 400 hojas contiene, por ejemplo, el cobro del impuesto por translación de dominio cobrado a tres subsidiarias de Petróleos Mexicanos, más de 200 millones de pesos, cuya aplicación en documentos contables quedaron en la opacidad.
Su segundo mandato de Marcelo Montiel, entre 2008 y 2010, dejó una mancha brutal: el endeudamiento del municipio de Coatzacoalcos alcanzó los 260 millones de pesos. Y la opacidad siguió.
Mientras, la fortuna crecía. Y las tierras. Y el ganado.
Versiones conocidas entre lugareños de Naranjos y municipios aledaños, establecen que Marcelo Montiel, por sí o vía prestanombres, cuenta con por lo menos tres ranchos espectaculares. Uno de ellos en Mata de Caña, a pie de la carretera que va de Conejos a Huatusco. Su superficie: 500 hectáreas. En él hay unas mil 500 cabezas de ganado.
Otro, de 300 hectáreas, entre Teocelo y Xico.
El de Naranjos, su lugar de origen, ha crecido hasta alcanzar 400 hectáreas, con cultivo de caña y crianza de caballos y búfalos.
Posee, además, un departamento en la Ciudad de México y otro en el puerto de Veracruz.
Un versión no desmentida, alude a un fastuoso rancho adquirido por Marcelo Montiel en Brasil, país que le genera un encanto especial, relacionado con personajes pintorescos, los cariocas de infinita alegría que lo atan a un ambiente que en México no ha podido lograr.
LA CASA DE PORFIRIO SERRANO
Al ex secretario de Desarrollo Social del gobierno de Miguel Alemán Velasco, Porfirio Serrano Amador, le compró una lujosa casa en el fraccionamiento Castillo de las Ánimas, en Xalapa. La operación habría sido por 10 millones de pesos.
Serrano Amador fue uno de los hombres de poder en los tiempos de Dante Delgado Rannauro en el gobierno de Veracruz y paró en cárcel por delitos que le imputó el gobierno de Patricio Chirinos Calero al inicio del salinismo.
Dejó la prisión no por demostrar inocencia sino porque los delitos ya habían prescrito.
A esa misma secretaría del gobierno de Veracruz, Sedesol, arribó Marcelo Montiel Montiel años después, en 2010, de la mano de Javier Duarte. Ahí operó un asunto espinoso: cómo dejar sin efecto la asignación de tierras al empresario pozarricense, Francisco Colorado Cessa, en la reserva territorial de Coatzacoalcos.
Pancho Colorado había obtenido más de 6 hectáreas de terreno mediante un fideicomiso a favor de ADT Petroservicios, su empresa constructora, durante el gobierno de Fidel Herrera Beltrán.
Detenido en Estados Unidos, juzgado por lavarle dinero al grupo delincuencial Los Zetas, mediante la compra de caballos finos, hecho que el empresario admitió ante un juez, y finalmente sentenciado a 20 años de prisión, se convirtió en una bomba de tiempo para el ex gobernador Herrera Beltrán y el gobernador Javier Duarte. Y Marcelo Montiel lo arregló.
Los terrenos volvieron a poder del gobierno de Veracruz y luego fueron revendidos a la empresa Obras Portuarias de Coatzacoalcos.
Tiempo después, tras renunciar a la Sedesol estatal, se convirtió en delegado de la Secretaría de Desarrollo Social del gobierno federal en Veracruz. Y ahí enfrentó otro escándalo de corrupción y cuatro denuncias por el robo de tarjetas de adultos mayores, pagos no realizados a participantes de programas sociales, simulación de obras y falsificación de firmas para el cobro de viáticos y otros apoyos a beneficiarios.
LOS MUCHACHOS Y LOS OPERADORES
En los ranchos de Marcelo Montiel proliferan los jóvenes a quienes les ve futuro. Los pasea y los orienta. Son su debilidad. El contacto social es común en la mecánica política. Celebraciones van y vienen, los brindis, el festejo. Y “Marcelo Montiel atrapado en una irrefrenable manera de beber”, refiere una fuente.
Roberto Montiel, su hermano, carece de perfil político. Es, tácitamente, “un instrumento del proyecto para consolidar el cacicazgo y apoderarse de la zona de Las Trancas”.
“Calelas” Montiel no tiene empaque político. Estudió en la Universidad Popular Autónoma de Veracruz (UPAV), siempre bajo las órdenes del ex alcalde de Coatzacoalcos.
En Puente Nacional, la operación política corre a cargo de la burocracia municipal. Empleados que acaban de ser “renunciados”, cobran salario y se integran al equipo de Roberto Montiel.
El personaje clave es el actual tesorero, Fidel Ronzón Rodríguez, quien ocupara el mismo cargo en el municipio de Agua Dulce, entonces siendo parte del equipo del hoy diputado local, Gonzalo Guízar Valladares.
Entre los antecedentes de Fidel Ronzón se encuentra haber sido director del penal Duport Ostión, en Coatzacoalcos, cuando comenzó a operar desde su interior el crimen organizado.
JAVIER HERRERA Y CACICAZGO
Políticamente maltrecho, sin el poder que un día su padre, Fidel Herrera, detentó, Javier Herrera Borunda le allana el camino al “Calelas” Montiel.
Roberto Montiel es el títere; Marcelo Montiel, el titiritero. Uno acata, el otro ordena. Y Puente Nacional, en el rejuego de la ambición y el poder.
Su candidatura por la vía de la coalición Morena-PT-Verde, con el fidelismo de regreso, da a Marcelo Montiel el aparataje para construir el cacicazgo que en Coatzacoalcos perdió.