River Plate doblega a Boca Juniors y es campeón de la Libertadores de América
CIUDAD DE MÉXICO (proceso.com.mx).- River Plate, con un golazo del colombiano Juan Fernando Quintero en la prórroga y otro de Gonzalo “Pity” Martínez en el último instante, cuando Boca Juniors ya jugaba con nueve hombres por la expulsión de Wilmar Barrios y por la lesión de Fernando Gago con todos los cambios efectuados, se impuso en la Final de la Copa Libertadores 3-1 y dejar un global de 5-3, logró el título más ansiado y tocó el cielo en Madrid, desde donde partirá hacia el Mundial de Clubes para completar un ciclo mágico.
En un partido con poco futbol, que ni de lejos se acercó al trepidante juego de la ida, River tuvo el carácter para levantar un gol en contra que no supo resguardar Boca, quien se quedó sin recursos tras la expulsión. Todo se decidió por un golpe de clase de Quintero, el proyecto de gran estrella que nunca alcanza la regularidad necesaria pero que es capaz de conducir a su equipo a la conquista de cualquier título.
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Y es que, impresionados por el escenario, la trascendencia del duelo o el cambio de temperatura, millonarios y xeneizes tardaron más de media hora en entrar en calor, en ofrecer algo más que disputas entre rivales, pierna fuerte y balonazos.
Durante más de media hora, todo el peligro que llegó a las áreas estuvo motivado por errores.
El conjunto que mejor se movió fue el de Guillermo Barros Schelotto. Fue un pase en profundidad de Nahitán Nandez al 44′ y al que no llegó Javier Pinola para despejar y Darío Benedetto -convertido en héroe desde las Semifinales- transformó en gol, tras regatear a Maidana y ejecutar a la perfección sobre el achique de Franco Armani.
River tuvo más llegada tras el descanso, se acercó al gol con un disparo de Nacho Fernández, ligeramente desviado y antes de la hora Gallardo envió al campo a Juanfer Quintero en lugar de Ponzio, en busca de un chispazo del colombiano con el que equilibrar la final.
Boca, que se quedó sin Benedetto al 61′, sustituido por Wanchope Ábila, no tuvo reparos en vivir el segundo tiempo cerca de su área, en busca de algún contragolpe decisivo, pero también expuesto a que algún desajuste le dejase sin ventaja.
Y este le llegó a tiempo para cambiar el ánimo del encuentro, para que Nacho Fernández encontrase con un pase al centro del área a Lucas Pratto y el ariete restableciese la igualdad.
River, que equilibró en dos ocasiones el marcador en la ida y llegó a Madrid con sensación de injusticia por haber perdido la condición de local, volvía a levantarse y los xeneize a la casilla de salida, con la sensación de que, de nuevo, el título pendía de una acción aislada.
Un alargue que, como no podía ser de otra forma en la final más accidentada de la historia, aún deparó un nuevo giro a su increíble historia; nada más comenzar, fue expulsado Wilmar Barrios, que se ganó la segunda amarilla por una innecesaria entrada en el centro del campo sobre un inédito Exequiel Palacios.
Boca quedó cada vez más expuesto al talento de River. Y si de talento se habla, nadie mejor que Quintero, el más impredecible, capaz de desaparecer durante muchos minutos o sacar de la chistera un disparo a la escuadra para coronar una gesta que confirmó “Pity” a puerta vacía, con Esteban Andrada en el campo contrario, para darle el título a su equipo, para tocar con los dedos el cielo de Madrid y adentrar a su rival en la peor pesadilla.