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MARCO LEVARIO TURCOTT

(Tomado de revista Etcétera)

El 16 de marzo de 2012, se supo que la entonces candidata presidencial del PAN, Josefina Vázquez Mota, que entonces se enfrentaba a Enrique Peña Nieto y a Andrés Manuel López Obrador por la presidencia, fustigó a la UNAM, así como AMLO ha hecho con la institución durante su gestión presidencial.


 

En su tesis de licenciatura dijo que la universidad era un “monstruo” donde sólo se hacía política en vez de academia (López Obrador dijo que era neoliberal). Josefina estudió en la Ibero y tardó 15 años en titularse.

En su trabajo de titulación afirmó que la misión de la UNAM “era educar, pero poco a poco fue convirtiéndose en una institución política; en un monstruo que albergó a medio millón de estudiantes que lamentablemente no tienen ningún interés en su preparación profesional”. Ese desplante provocó rechazo en redes, con el hashtag #JosefinaDiscrimina. Ella intentó sin éxito revertir ese gran error hablando de su trayectoria como estudiante de escuelas públicas y, por supuesto, acusando “guerra sucia”.

Se recordará que durante su campaña, Josefina Vázquez Mota empleó la frase “Un México para todos” que desde 1999 había usado Cuauhtémoc Cárdenas. El ingeniero incluso apuntó la “coincidencia”.

En junio de 2012, Josefina Vázquez Mota pidió a las mujeres que dejaran sin “Cuchi cuchi” a los maridos que no votaran. Se hizo trending topic en Twitter y toda la cosa. Mucho desmadre. Todo era risas hasta que, al final, con grandes ideas como esas, la candidata del PAN se dio cuenta de que las elecciones no se ganan en las redes sociales y quedó en tercer lugar en la contienda presidencial.

Doce años después, es parte del equipo de Xóchitl Gálvez, junto con otros personajes que no ganan elecciones, como Santiago Creel.

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