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ESPECIAL

En la penumbra de una madrugada que se resistía a revelar sus secretos, en algún lugar entre las sombras de la justicia y los laberintos del poder, se escenificó una trama que parecía sacada de una novela de intriga. El fiscal anticorrupción de Chihuahua, Abelardo Valenzuela, se presentó ante las cámaras, su rostro marcado por la frustración, para declarar algo que parecía inevitable: Javier Corral, exgobernador de Chihuahua, se había convertido en un prófugo de la justicia.

La escena transcurrió en un ambiente cargado de tensión. Valenzuela explicó que, la noche anterior, la Fiscalía de la Ciudad de México había dado la espalda a la cooperación entre instituciones, negándose a participar en el operativo que buscaba la captura de Corral. Esa negativa, un acto inédito y cargado de simbolismo, dejó en el aire preguntas sin respuesta. ¿Por qué la autoridad capitalina decidió dar la espalda a una orden judicial? ¿Qué fuerzas subterráneas estaban en juego?

“Pedimos las razones por escrito,” declaró Valenzuela, su voz reflejando una mezcla de incredulidad y enfado. Pero la respuesta nunca llegó. La Fiscalía de la Ciudad de México se sumió en un silencio opaco, dejando a Valenzuela y a su equipo con las manos vacías y a Corral, libre. Un silencio que no solo bloqueó la ejecución de la orden de aprehensión, sino que sembró la semilla de la duda: ¿Quién protege a quién en esta enmarañada red de poder?

El fiscal anticorrupción no ocultó su desconcierto ante lo que calificó como un hecho “inédito en la procuración de justicia”. Estaban listos para actuar, respaldados por una orden emitida por un juez de control en Chihuahua, que respondía a una denuncia presentada por la Auditoría Superior del Estado tras revisar la cuenta pública del ejercicio fiscal 2020-2021. Pero, en la capital del país, la justicia pareció torcerse, o al menos detenerse.

En este contexto de incertidumbre, Valenzuela dejó entrever que están considerando acciones legales contra la Fiscalía capitalina, una institución que, en palabras del fiscal, había colaborado en otras ocasiones, pero que ahora, en un giro inesperado, optó por obstruir el camino de la justicia. Fue entonces cuando mencionó la aparición intempestiva del fiscal Ulises Lara, como un fantasma que se materializa en el momento más inoportuno, impidiendo que la historia tomara el curso que la ley parecía dictar.

Mientras la voz del fiscal resonaba en los pasillos de la Fiscalía Anticorrupción, las palabras de Javier Corral también se dejaron escuchar, aunque esta vez desde la distancia, en forma de acusaciones y denuncias que buscaban defender su nombre y atacar el de sus adversarios. Pero Valenzuela, en una postura que podría interpretarse como desafío o simple resignación, decidió no opinar sobre esas acusaciones, dejando en el aire una pregunta que, al menos por ahora, queda sin respuesta: ¿Hasta dónde llegará esta historia?

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