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Desde que Alejandro Moreno tomó posesión absoluta del PRI, el otrora partido hegemónico ha ido en declive hasta quedar en las ruinas y en el filo de la navaja, porque podría perder el registro como partido nacional en las elecciones de 2024.

(Tomada de Proceso)

Por José Gil Olmos


 

domingo, 1 de enero de 2023

CIUDAD DE MÉXICO (Proceso).- Desde que Alejandro Moreno tomó posesión absoluta del PRI hace tres años, el otrora partido hegemónico ha ido en declive hasta quedar en las ruinas y en el filo de la navaja, porque podría perder el registro como partido nacional en las elecciones de 2024.

La crisis del PRI tiene una historia de casi dos décadas. Perdió la Presidencia de la República en 2000 y al año siguiente fue multado con mil millones de pesos cuando se descubrió que fondos provenientes del sindicato de trabajadores de Pemex, estimados en mil 500 millones de pesos en efectivo, fueron utilizados para solventar la campaña presidencial de Francisco Labastida Ochoa.

A partir de esa fecha la dirigencia nacional priista, en distintos momentos, tuvo que pedir préstamos bancarios para solventar las deudas con sus proveedores y con sus colaboradores, que se contaban por cientos y quienes fueron despedidos, dejando vacíos varios pisos en su sede nacional y en las de los sectores obrero, campesino y popular.

Las prerrogativas a las que tiene derecho el partido en cada elección solventaron parte de su gasto corriente y sus deudas. Sin embargo, las magnas instalaciones y los enormes auditorios, que antes parecían hormigueros, quedaron en el abandono.

A pesar de la derrota federal de 2000, el PRI todavía se mantenía como primera fuerza política nacional. Seis años después sufrió otro severo golpe al perder con Roberto Madrazo, por segunda ocasión consecutiva, la Presidencia de la República. Quedó en tercer lugar con 9.3 millones de votos. Pero después fue capaz de recuperarse: en 2007 ganó en Tabasco, Yucatán, Chihuahua, Oaxaca, Durango, Aguascalientes y Veracruz, ubicándose en 48% de la preferencia electoral nacional, por encima del PAN y del PRD.

Para 2009 el PRI contaba con 20 gobiernos estatales, 60% de la población del país, la mayoría en 20 de los 32 congresos locales y el control de la Cámara de Diputados.­ En los siguientes dos años mantuvo el paso al obtener victorias totales o parciales, hasta llegar al triunfo de Enrique Peña Nieto en 2012.

Tras los escándalos de corrupción del gobierno peñista y el aumento en los combustibles, el PRI fue derrotado en siete de 12 elecciones de gobernador. En 2018 alcanzó únicamente entre 15 y 16% de la votación nacional, perdió la Presidencia con José Antonio Meade, las ocho elecciones estatales y la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. Además quedó de nuevo como tercera fuerza en el Poder Legislativo.

Sin embargo aún no tocaba fondo. Cuando el campechano Alejandro Moreno Cárdenas llegó en 2019 a su dirigencia nacional, el PRI gobernaba 11 entidades: Colima, Oaxaca, Campeche, Sonora, Sinaloa, Zacatecas, San Luis Potosí, Hidalgo, Tlaxcala, Estado de México y Coahuila. Hoy al PRI sólo le quedan las dos últimas, que está en riesgo de perder el próximo año.

El peor de todos
Por sus pésimos resultados electorales, Alito Moreno es considerado el peor presidente en la historia del PRI y diversos grupos de militantes, siete exdirigentes y 15 exgobernadores han exigido su renuncia.

Moreno también es tildado como el más opaco en el manejo de las finanzas. En agosto de 2019, cuando asumió la presidencia del partido junto con Carolina Viggiano, esposa de Rubén Moreira, Moreno pidió un préstamo de 207 millones de pesos a Banco Afirme, hipotecando el edificio de la Confederación Nacional de Organizaciones Populares, ubicado a un costado del Monumento a la Revolución.

De acuerdo con documentación que obtuvo Forbes, Moreno usó el dinero para pagar actividades ordinarias permanentes y la elección interna. De manera anticipada pagó tres créditos con Banco Azteca y Banca Afirme, por 296 millones de pesos, contratados por la hoy senadora Claudia Ruiz Massieu cuando presidió el partido.

Pero la deuda era tres veces mayor. En enero de 2020, durante una de las reuniones del Consejo Político Nacional, el exgobernador de Coahuila y coordinador de la bancada del PRI en la Cámara de Diputados, Rubén Moreira, reveló que la deuda heredada por Ruiz Massieu era de 600 millones de pesos.

Alito únicamente hizo los pagos para recuperar una línea de crédito, que volvió a ocupar. El pasado 12 de octubre el columnista Mario Maldonado reveló que Moreno entregó a colaboradores cercanos y aliados políticos por lo menos una tercera parte de los 570 millones de pesos que desde septiembre de 2019 tuvo el PRI para contrataciones totales.

El periodista identificó cinco grupos de compañías de Campeche cuyos propietarios son cercanos a Alito y éste les dio contratos. También algunas vinculadas al PVEM; otras registradas en Tabasco y Oaxaca, y otras más vinculadas a una red de contratistas del Senado.

Entre las empresas campechanas aparece Integra Estrategias Globales, SC, constituida en agosto de 2022, cuyo socio principal es Miguel Ángel Sulub Caamal, expresidente del Comité Directivo Estatal del PRI en Campeche y exsecretario de Desarrollo Social y Regional del gobierno estatal. También aparece María Luisa Sahagún Arcila, exsecretaria de Administración e Innovación Gubernamental del gobierno de Campeche, quien se encargó de operar en el PRI en febrero de 2020.

Integra Estrategias Globales comparte dirección física con SeFe Publicidad, SA de CV, que en enero y octubre de 2021 recibió sendos contratos por alrededor de 7.4 millones de pesos para la “realización de laboratorio de respuesta rápida, así como estrategias digitales y cualquier tipo de publicidad digital”.

Lo extraño es que la empresa de publicidad se constituyó en septiembre de 2019, un mes después de que Alejandro Moreno asumiera la dirigencia del CEN del PRI.

A la empresa Servicios Administrativos Fugith, S de RL de CV, se le otorgó en marzo de 2022 un contrato para otorgar servicios de consultoría por más de 30 millones. La compañía se constituyó en diciembre de 2019 y su representante legal es Kelly Maribi Estrella García, testigo de contratos de la firma Integra Estrategias Globales y radicado en Campeche.

Otra de las empresas beneficiadas es Gastrosureste Alimentos, SA de CV, de Carmen María Cabañas Ortiz y su hija, Susana Guadalupe Hernández Cabañas, propietarias de La Pigua de Campeche, el restaurante favorito de Alito.

Por toda esta historia de derrotas y malos manejos, la presidencia nacional del PRI, encabezada por Alejandro Moreno y Carolina Viggiano, es la peor evaluada, de acuerdo con la encuesta nacional que la firma Enkoll publicó en junio pasado, con una base de mil 217 personas: Moreno es el político más conocido y el peor evaluado, mientras que 44% de las personas consultadas dijo que nunca votaría por el PRI.

Reportaje publicado el 25 de diciembre en la edición 2408 de la revista Proceso, cuya edición digital puede adquirir en este enlace.

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